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La mala hierba que amenaza al fútbol

Actualizado: Guardar Mientras otros equipos se preparan para disputar la última jornada de liga con el reto de evitar el abismo que supone un descenso, Unionistas mira al próximo fin de semana con miedo por su futuro, aunque no por motivos clasificatorios ni por las estrecheces monetarias que ahogan a varios de sus rivales en la Primera RFEF, el escalón de bronce del fútbol. A un punto del playoff de ascenso a Segunda división y con una economía que le permite cumplir religiosamente con la plantilla el último día de cada mes, el conjunto salmantino, ejemplar en la gestión, corre el riesgo de desaparecer por la hierba que cubre el Reina Sofía, el estadio municipal en el que juega sus partidos.

Las bases de la competición de la Federación exigen que todos los campos de esta categoría dispongan la próxima temporada de césped natural y el de la casa del equipo charro es artificial.

La directiva, que se ha ofrecido a pagar el cambio de superficie (300.000 euros), no llega a un acuerdo con el Ayuntamiento y tiene la intención de dimitir en bloque en la asamblea extraordinaria del sábado. Sin hierba natural, el equipo tiene asegurado el descenso porque la RFEF ha advertido que no concederá moratorias y, lo que es peor, su continuidad estaría en el aire, advierte a ABC su vicepresidente, Roberto Pescador.

«No es alarmismo, hay peligro de desaparecer porque un descenso administrativo haría que el club fuera inviable económica y socialmente. El problema no sería el descenso como tal, sino la incapacidad de poder ascender de nuevo por no cumplir los requisitos, lo que destruiría la masa social y de patrocinio del club», detalla el dirigente, que considera que, en esas circunstancias, sería difícil que alguien se hiciera cargo del equipo.

Unionistas ha propuesto al Ayuntamiento pagar la instalación de la hierba natural y trasladar el actual césped sintético a un campo anexo al estadio para que jueguen allí los equipos de cantera del RS Monterrey, club con el que comparte el uso de las instalaciones del Reina Sofía. La negativa sorprende a Pescador porque Unionistas tampoco podría competir en Segunda RFEF con el actual césped. «Tendría que ser sustituido por el Ayuntamiento porque está a punto de cumplir 8 años y no cumpliría el requisito que exigirá la Federación en Segunda RFEF a partir del próximo curso. Ese tipo de superficie deberá tener menos de ocho años», aclara.

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Otros equipos damnificados

Unionistas no es el único club de Primera RFEF que juega ahora sobre césped artificial. También el San Sebastián de los Reyes, el Dux Inter de Madrid, el Andorra y el Cornellà, pero ellos, en principio, tendrán ayuda para el cambio de superficie. «Ni siquiera pedimos que el Ayuntamiento se haga cargo del coste del cambio, a pesar de que es lo más común en estos casos», asegura el vicepresidente salmantino, que no arroja la toalla. «Aún puede haber solución, pero todo pasa por el hecho de que haya voluntad política por parte del Ayuntamiento de solventar la situación autorizando el cambio de césped. Y debe llegar sin más dilación o no daría tiempo a realizarlo». Ascender a Segunda división en la última jornada tampoco arreglaría el problema porque en el fútbol profesional también se exige hierba natural. «Estamos entre la espada y la pared: sin el cambio del césped, la viabilidad del club se compromete de manera gravísima por lo que he explicado», concluye Pescador.

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