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La de Cuco Sánchez (y Pedro Infante) que El Fisgón le cantó a Azucena Uresti

Empezaré contento una historia de cuando encabezaba el proyecto para lanzar el diario Milenio. En esa época —antes del año 2000— yo hablaba con frecuencia con los moneros Rafael El Fisgón Barajas, José Hernández y Antonio Helguera. No sé si les conté algo bastante divertido, pero probablemente sí lo hice: lo que me dijo el panista Carlos Castillo Peraza acerca del periodista Raymundo Riva Palacio.

Un día me llamó Castillo Peraza a las oficinas del periódico a punto de nacer. No lo conocía, pero contesté porque él había tenido relevancia en la política, de la que se retiró después de que Cuauhtémoc Cárdenas lo derrotara en las elecciones de jefe de gobierno del Distrito Federal en 1997. El panista me invitó a comer y acepté.

En el restaurante, Castillo Peraza me hizo una pregunta: “¿Es cierto que Raymundo Riva Palacio va a ser el director editorial del nuevo periódico?”. Sí, era cierto, le respondí. Se carcajeó y añadió algo así como: “No sabes en la que te estás metiendo”. Me reí y le dije que Raymundo era buena persona. Antes de expresar su último comentario sobre el tema, el panista tomó una pluma y una hoja de papel, escribió algo, la dobló y me la entregó. Me dijo: “Cuanto Raymundo haga sus acostumbradas cosas, te vuelva loco y no lo soportes, cántale esa de Cuco Sánchez”.

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En el papel Castillo Peraza había escrito: “Pero si yo ya sabía que todo esto pasaría cómo diablos fui a caer”.

Recordé la canción Qué manera de perder ayer El Fisgón renunció a su colaboración semanal en el programa que Azucena Uresti conduce en Radio Fórmula. Conste, la que perdió fue ella, no él.

Rafael Barajas es probablemente el periodista más honesto que conozco. Casi nunca estoy de acuerdo con sus puntos de vista —él es izquierdista, yo neoliberal—, pero lo respeto por su enorme autoridad moral.

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El Fisgón aprovechó participación en Radio Fórmula para denunciar y renunciar. Denunció la cobertura tendenciosa de Azucena Uresti en el caso del asesinato de Debanhi Escobar, revictimizada debido a las notas de Uresti que claramente han tratado de quitarle responsabilidad a la fiscalía de Nuevo León. Después de manifestar su molestia por el periodismo poco ético de la conductora de noticieros, el señor Barajas renunció. Hizo bien, uno no debe quedarse donde se siente incómodo.

√ “Se construyó una narrativa que apuntaba a que Debanhi había muerto en un accidente y que era responsable de su fallecimiento. Este relato tranquilizó a la sociedad por unos días y mejoró la imagen de las autoridades de Nuevo Léon por unos días, pero es mentira. Encubre algo que es más grave y humilla a la víctima”.

√ “Esta narrativa de alguna manera también la ayudaste a construir tú. Presentaste unos videos del hotel de los que se levanta la sospecha de que la chica caminaba sin sentido, desorientada”.

√ “Presentaste como una información tuya, un video de Debanhi y sus amigas comprando alcohol”.

√ “Insinuaste que en el bolso de la muchacha había algo que no podías decir pero que era muy grave… que había algo que levantaba sospechas y no podías decirlo. Insinuando que qué era, droga o algo así”.

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√ “Este relato contribuyó a la revictimización de una niña que fue violada y asesinada. La pregunta que todos nos hacemos es de dónde podía salir la información que tú nos presentaste”.

√ “El padre de Debanhi presentó la captura de pantalla de un mensaje que salió por error de tu teléfono y que le dice sin duda a un amigo, a un friend de la fiscalía: ‘Ya sabes que yo siempre he ido del lado de la fiscalía a pesar de todo el desmadre’, adornado con una carita sonriente”.

√ “Esto indica un vínculo oculto entre quien lo haya enviado y la fiscalía”.

√ “Perdón, ¿tú me vas a negar que este mensaje salió de tu teléfono?

√ “Yo tengo muy claro que el vínculo de periodistas con autoridades es de lo más común con el gremio. A mí lo que me preocupa aquí, perdón, es que estamos ante los usos y costumbres del periodismo que floreció en la era neoliberal. Un periodismo en el que todo es mercancía y en el que todo se puede capitalizar política y económicamente. Incluso la información más delicada del feminicidio de una menor”.

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√ “Es una forma de hacer periodismo que busca la rentabilidad y no la verdad”.

√ “Me apena muchísimo que tengamos este desacuerdo, yo si quiero decirte, entiendo que no podemos estar en el espacio juntos, tal vez es la última vez que nos veamos, lo siento muchísimo”.

√ “Es muy curioso. Cubres de manera muy distinta lo que sucede en la Ciudad de México, lo que ocurrió en Irapuato, que lo que sucedió en Monterrey. Casi no tocaste el tema de la represión del 10 de mayo en Monterrey”.

Quien a dos amos sirve, con alguno queda mal, dice el refrán que según sé tiene un origen bíblico. Creo que Radio Fórmula está pagando un costo porque Azucena Uresti de vez en cuando, sobre todo en los asuntos relacionados con Nuevo León, defiende la agenda de la otra empresa en la que colabora, Multimedios, editora del diario Milenio.

La clave para entender el periodismo de Azucena en el caso Debanhi está en las últimas palabras de El Fisgón en su denuncia y renuncia a Radio Fórmula: “Es muy curioso. Cubres de manera muy distinta lo que sucede en la Ciudad de México, lo que ocurrió en Irapuato, que lo que sucedió en Monterrey. Casi no tocaste el tema de la represión del 10 de mayo en Monterrey”.

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Buen eufemismo ha usado El Fisgón Barajas: “Es muy curioso”. Creo que el monero recurrió a tales palabras para decir: “Entiendo que defiendes intereses de una empresa regiomontana”.

No es malo defender los intereses legítimos de una empresa de medios de comunicación —tampoco es un paradigma de periodismo objetivo—, pero Azucena Uresti pudo haber quedado bien con las autoridades nuevoleonesas sin revictimizar a la joven violada y asesinada.

Es cierto, la señora Uresti tiende a ser indulgente con el gobierno de Nuevo León, ya que en esa entidad es muy relevante, en términos de influencia y rentabilidad, la empresa para la que realmente ella trabaja, Multimedios, que repito, edita el diario Milenio.

En cambio, su cobertura relacionada con lo que pasa en la Ciudad de México tiende al linchamiento. Es comprensible: Multimedios y Milenio no logran del gobierno capitalino el trato de privilegio que consiguen de parte de la administración pública nuevoleonesa.

No critico esa lógica de negocio; me parece correcta si no se sale de ciertos límites. Y es que, lo crea o no El Fisgón Barajas, no ha desaparecido el periodismo que floreció en la era neoliberal porque —perdón por la apostasía— no es cierto que el neoliberalismo haya sido destruido en México con el gobierno de Andrés Manuel. Es algo que el propio presidente de México acepta con objetividad para, sobre una base de realismo, intentar llevar la fiesta en paz con las grandes compañías mediáticas. ¿Por qué otra razón tiene el presidente López Obrador en su consejo asesor empresarial a los más destacados representantes del periodismo neoliberal, esto es, los propietarios de las tres cadenas nacionales de televisión abierta? ¿Por qué recibe, y lo difunde con buena foto, a los dueños de Milenio y El País Milenio, sí, el verdadero patrón de Uresti; y el otro diario, el que filtró la autopsia de Debanhi? Hombre sabio y pragmático, AMLO sabe que el neoliberalismo, tanto en el periodismo como en el resto de los sectores de la economía, es el sistema dominante a nivel global. Y va para largo.

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En fin, es verdad que el periodismo es negocio y busca la rentabilidad. Claro está, se puede hacer sin revictimnizar mujeres asesinadas.

El pecado de Azucena Uresti es la soberbia. De pronto se volvió influyente y atribuye su éxito al rating, que tristemente el amarillismo maximiza. Ella le dijo a El Fisgón que hace periodismo de investigación. Creo que no es así. Lo suyo es periodismo de filtraciones, más valiosas en la medida en que más escándalo generan. Por supuesto, las filtraciones son la política de comunicación de gobernantes en problemas que, con las mismas, desean ser tratados benévolamente por los periodistas. Sí, exactamente lo que hizo Uresti con la fiscalía de Nuevo León. Desde luego, sin ser lo ideal, se vale hacer eso, pero debería tener límites, esto es, respetar al menos a las víctimas de violación y asesinato.

No soy experto en música mexicana —en realidad, no soy experto en nada—, así que no estoy plenamente seguro de que la canción que me recomendó Castillo Peraza sea de Cuco Sánchez. La he escuchado interpretada por este artista y también por Pedro Infante.

Querido Fisgón, pero si ya sabías que todo esto pasaría cómo diablos fuiste a caer… Por cierto, me preguntaban anoche si lo mismo podría pasar en la relación periodística de Epigmenio Ibarra con Ciro Gómez Leyva también en Radio Fórmula. Creo que no, ya que Ciro es mucho más ético que Azucena: él jamás caería en una bajeza como la de revictimizar a una jovencita violada y asesinada.

Por lo demás, no estaba enterado de que Rafael Barajas colaboraba con Azucena Uresti en Radio Fórmula. No tengo la menor idea de si lo invitó ella o algún directivo de la empresa; y, desde luego, no puedo imaginar con qué argumentos convencieron al extraordinario monero. Seguramente El Fisgón aceptó no por un asunto de honorarios, sino para defender el proyecto de transformación encabezado por AMLO, en el que Rafael cree y que sin duda sufre el acoso de los medios de comunicación. Es un hecho: a ningún presidente se le había criticado —y mucho más que eso: insultado, calumniado— tanto como a Andrés Manuel, así que quizá El Fis pensó que podía contribuir un poco a equilibrar el marcador mediático tan en contra de la 4T y su líder. No se pudo porque, de plano, no se iba a poder. Lo peor, como en la canción de Cuco Sánchez, ya lo sabía el señor Barajas. Ahí le dejo la letra de esa obra de arte y un video:

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Ahora sí ya es imposible,

el seguir juntos tú y yo

vete ya por el camino que la suerte de marcó.

A mi lado no lo niegues, fuiste mucho muy feliz

pero eso no lo entiendes

porque ya naciste mala y no hay nada bueno en ti.

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Pero si yo ya sabía que todo esto pasaría

cómo diablos fui a caer.

Me relleva la tristeza.

Qué desgracia, qué torpeza

qué manera de perder.

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Pero en fin ya nos quisimos,

tú te vas y yo me voy,

al perderte voy ganando.

Anda vete a ver qué encuentras y que te bendiga Dios.

Cuco Sánchez

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