No vamos a negar que, en ocasiones, las series llevan sus tramas hasta puntos de absoluta locura. Buena prueba de ello podría ser la recta final de Ozark, entre los estrenos más recientes, o la última temporada de Stranger Things que el equipo asegura haber superado con la cuarta que está a la vuelta e la esquina. Otros sostendrán sin dudar que El juego del calamar es una serie de lo más loca, mientras que para una parte del público lo realmente loco son algunos de los documentales ‘true crime’ que demuestran que a veces la realidad puede superar con creces a la ficción.
Sin embargo, las propuestas que encontrarás a continuación no son series de ficción con tramas imposibles o repletas de giros que acaban de alcanzar su punto más álgido. Tampoco son historias reales increíbles. Pero lo que sí son, definitivamente, son títulos originales producidos por la plataforma de ‘streaming’ Netflix que coinciden en un par de detalles clav: Son títulos realmente loquísimos y suponen un entretenimiento asegurado.
No hay límite de edad para disfrutar de ninguno de ellos. Tampoco preferencias en cuanto a género o formato. Sencillamente, si estás en una de esas tardes en las que no te apetece pensar y tienes ganas de ver a gente haciendo cosas realmente increíbles, prueba con una de estas.
¿Es una tarta?
Probablemente te suene el famoso patito del concurso de Netflix ¿Es una tarta? de algunas de las decenas de carruseles de recomendaciones que acostumbra a mostrarte la plataforma de ‘streaming’, pero también es bastante probable que no se te haya pasado por la cabeza darle una oportunidad. Bien, pues tenemos que decirte que, si lo haces, al margen de las bromas no precisamente brillantes de su presentador y aunque los ‘talent’ de cocina no sean lo tuyo -lo mío tampoco, te lo aseguro-, probablemente te quedes hasta el final del primer episodio para descubrir varias cosas: Lo primero de todo, cuál de los objetos que se presentan en la galería es en realidad una tarta, pero también para ver cómo demonios se las apañan los concursantes para hacer una tarta que puedas confundir con un bol de patatas fritas, un gorro de pescador o un manojo de espárragos.
La sencillez de la dinámica del concurso es inversamente proporcional a la dificultad de la prueba a la que se enfrentan sus concursantes: Diseñar y hornear tartas que sean exactamente iguales a un objeto concreto que nunca podríamos confundir con una tarta. Tras ejecutar su trabajo, los expertos pasteleros -porque esta gente es profesional, que eso no lo había comentado- deberán situar sus creaciones al lado de objetos reales y que estas sean capaces de engañar a un jurado. Es decir, que no den con cuál de ellos es realmente una tarta.
Si lo ves con familia y amigos, las risas están aseguradas. ¿Sabras tú distinguir cuál de todos es la tarta?
We Are The Champions
Esta serie documental sobre deportes aún dio un poco que hablar cuando se produjo su estreno en Netflix a finales del año 2020, pero la realidad es que pasó bastante desapercibida para todo el esfuerzo que supusieron sus distintos logros a los campeones cuyas historias aquí se “relatan”. Mi pequeño granito de arena a la preparación que requiere llevarlas a cabo es darlas a conocer, puesto que aunque todas las competiciones que se muestran en la primera temporada de seis episodios son reales, también son absolutamente desconocidas en la cultura popular.
Vale que no te cambiará la vida saber que existe un pequeño pueblo en Inglaterra donde la gente está dispuesta a romperse algún que otro hueso practicando ‘cheese rolling’ -una competición en la que decenas de personas persiguen un queso ladera abajo-, o que hay personas que se dedican a cruzar chilis para dar con el chili más picante de la galaxia y ofrecérselo a la única persona del mundo capaz de comérselo sin vomitar. Pero la realidad es que descubrir estas pequeñas grandes historias de la mano de We Are The Champions es tan adictivo como interesante y, podríamos decir, que hasta reconfortante. Y que el saber no ocupa lugar.
¡Más madera!
El comienzo de este programa me recuerda un poco a esos ‘sketches’ protagonizados por niños en un famoso programa de variedades del que lo único que recuerdo es que aparecían ante la cámara explicando algún tipo de concepto desde su inocente perspectiva infantil. Y también un poco a Bricomanía, así que, curiosamente, el programa de Netflix Más madera acaba siendo en mi mente algo así como la improbable mezcla de estos dos inolvidables espacios tan llenos de nostalgia.
¿Es un programa de bricolaje? Lo es, pero, antes de que comiencen los bostezos tengo que recordarte que Marie Kondo nos ha regalado horas de entretenimiento viéndola ordenar jerseys. Así, lo que podemos ver en Más madera es a un grupo de brillantes expertos en madera, electricidad, arquitectura y un largo etcétera poniendo los conocimientos que les han llevado años de aprendiaje al servicio de unos niños que piden cosas tan absurdas como que un dinosaurio escupa tacos de chuches, unicornios que se tiren pedos de purpurina o un cascanueces gigante que, por lo que sea, también prepara unos deliciosos ‘smoothies’.
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