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Opinión

Súper Educación Híbrida, base para el desarrollo de competencias integrales

Hoy en día los medios tecnológicos han llevado la interacción al terreno de la medición y analítica de datos, clics, experiencia del usuario en plataforma, enganchamiento y demás métricas que buscan atraerlo a una permanencia voluntaria prolongada en la plataforma.

Adalberto Flores (2022) describe con sencillez cómo es posible el determinar por los patrones de conducta en la interacción de un usuario con una plataforma si se es o no candidato a un microcrédito. Si alguien teclea demasiado rápido suele ser fraude, si teclea lento no tiene capacidad de crédito, si alguien teclea ágil no tan rápido es un buen cliente. Una persona que utiliza tabulaciones es mejor pagador que quien usa el mouse. Si alguien usa Gmail y iPhone es mejor pagador que un usuario de Hotmail y Android.

La realidad es que hoy en día la educación se ha transformado en un espacio en el que la presencialidad en los campus y el acceso a nuevos escenarios a distancia a través de las plataformas tecnológicas han generado una súper educación híbrida. La expresión súper, nos lleva a pensar en una formación buena, estupenda, magnífica que sobresale de lo ordinario.

Al analizar la integración de los escenarios académicos físicos y virtuales en su formato híbrido se logra que el aprendizaje activo logre nuevos niveles más allá de lo imaginado por Dewey. Los principios del aprendizaje de aula invertida impulsan a un acceso al contenido por medio de una plataforma, una lectura y práctica antes de clase. Pero también el uso de simulación, comunicación con compañeros, acceso a bibliotecas digitales entre otras actividades.

Lo híbrido ha hecho que se piense más allá de los grandes edificios, laboratorios, jardines, oficinas y canchas deportivas. Hoy exige que las universidades sean espacios de recreación, interacción social, distracción, experiencia cultural, acceso de alta conectividad mundial, clases virtuales, simulaciones, realidad aumentada y espacios de café.

Los alumnos, en su regreso a los espacios físicos post pandemia, tienen nuevas exigencias para las instituciones. Una de estas es que los escenarios académicos, salones y laboratorios tengan alta conectividad a internet. Algunos de ellos quieren las clases se graben para verlas después en casa. También que las presentaciones se puedan tener en plataforma y si es en tiempo real para agregar notas, mucho mejor, dado que consideran que hacerlo de pizarrones en cuadernos es una pérdida de tiempo.

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El contenido debe de ser accesible en la computadora, el celular, con internet activo o sin internet. En síntesis: la educación tiene que ser híbrida y multi canal.

Una segunda demanda que surge de los jóvenes es el que se les brinden certificaciones y credencializaciones que les ayuden a vincular al mercado laboral. Además de la Ingeniería o Licenciatura, quieren tener diplomas que demuestren su capacidad para los negocios y certificaciones de su resiliencia e inteligencia emocional para poder acceder a mejores salarios. De ahí que un Boot Camp, diploma o curso corto sea parte del menú de consumo en la universidad.

Una tercera petición es la posibilidad de personalizar el aprendizaje de su carrera y credencialización de acuerdo con los intereses propios. Es decir, una carrera a la medida. La comunidad estudiantil ha iniciado a romper el molde de una formación que sea toda escolarizada o toda en línea. Quieren una clase presencial con un maestro eduentretenedor, otra en tiempo real por videoconferencia con el Rockstar de una gran empresa y, por qué no, una que sea modular de habilidades transversales sin horario para que se pueda aprender sin intervención del maestro. Esto para no perder el tiempo.

La Súper Educación Híbrida debe ser la base para el desarrollo de competencias integrales en la persona. Para ello considerar las áreas tecnológicas, personales y de interacción. Las habilidades para el trabajo están poniendo la pauta para la empleabilidad en estas.

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En la tecnológica: pensamiento analítico, resolver problemas complejos, fluidez en el uso de herramientas tecnológicas y adaptación a las actualizaciones de programas. En la personal: mentalidad de crecimiento, inteligencia emocional, resiliencia, flexibilidad, autogestión y saber establecer metas con base a prioridades.

En la social y de interacción, más que nunca se requiere la capacidad de cooperación en chats, influencia política en la red, desarrollo personal en aprendizaje online y pensamiento interdisciplinario. Todo esto mediado digitalmente.

Nota del editor: Rafael Campos Hernández es Rector Institucional de Aliat Universidades. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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