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Opinión

Propiedad Intelectual: una “oportunidad” para impulsar la innovación

En México hay mucho conocimiento que no ha sido aprovechado, excepto en la industria farmacéutica. De hecho, el origen de los avances de los medicamentos más innovadores deviene en dos terceras partes de las investigaciones realizadas por integrantes de centros de investigación y universidades, lo cual hace de este sector un caso de éxito en la conversión de ese saber en motor de desarrollo.

Las empresas sólo están dispuestas a invertir en el desarrollo y comercialización de un producto si tienen la seguridad de que podrán explotarlo en exclusiva durante cierto tiempo, para compensar y obtener beneficios por la inversión realizada.

Por ello resulta que, si no se protegen los resultados de la investigación universitaria por medio de derechos de propiedad intelectual, ninguna empresa estará interesada en desarrollar y comercializar esos resultados, con la consecuencia lamentable de que tales resultados no se explotarán y no beneficiarán a la sociedad.

Hoy la gran industria se enfrenta a una nueva realidad, la cual la hace buscar colaboraciones de largo alcance con las universidades y centros de investigación, estas relaciones se materializan en: soporte técnico de excelencia, acceso a los laboratorios y talleres, monitoreo y suministro de información científica y tecnológica de frontera, incorporación de científicos universitarios para la realización de investigaciones en la industria, desarrollo tecnológico conjunto y transferencia de tecnología.

Las universidades deben fortalecer sus estructuras operativas, con el objetivo de apoyar el licenciamiento de tecnología (incluyendo su protección), así como vincular los resultados de la investigación con las necesidades de las empresas, con una clara orientación hacia el mercado.

Algunos puntos relevantes para fortalecer dichas estructuras pueden ser:

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– Identificar y agrupar la demanda de las empresas en términos de innovación y canalizarla hacia los ejes de investigación que puedan responder a tal demanda.

– Fortalecimiento de las redes de colaboración con las empresas e impulsar foros empresariales sobre temas de innovación.

– Mejora de la inteligencia y prospectiva tecnológica y del mercado para conocer las tendencias y necesidades de tecnología de las empresas.

– Aplicar los resultados de investigación mediante la creación de nuevas áreas de atención (asesoramiento en temas de innovación, investigaciones por contrato, estancias de investigación en la industria).

– Evolucionar en el corto plazo de las colaboraciones puramente académicas de sus investigadores, hacia un sistema que se complemente y comparta infraestructura física, así como personal científico y tecnológico con la industria.

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– Llegado el caso, incluso acercar a la comunidad de investigadores con empresarios para que los científicos reconozcan los problemas sociales e industriales, con el objetivo de que se puedan plantear propuestas de solución, en términos de las herramientas conceptuales e instrumentos con los que desde el ámbito de la investigación se cuenta.

En otras palabras, si los paradigmas y conceptos combinados (-empresarios e investigadores-) son muy diferentes, el resultado será, consecuentemente, soluciones más creativas y potencialmente ejecutables.

La investigación y la innovación requieren un diálogo frontal y abierto con la sociedad, es pertinente crear plataformas de interacción para propiciar el avance de la ciencia y la tecnología, a través de impulsar que los resultados de investigación contribuyan a hacer frente a los grandes retos industriales y sociales.

La innovación es más probable cuando la investigación hace sinergias con múltiples áreas de la industria, la ciencia o la tecnología, complementándose entre sí para proporcionar nuevas capacidades compuestas. Aquí, la universidad juega un papel fundamental, ya que de la investigación básica suelen crearse los componentes sustantivos para la innovación mediante la creación de una base de conocimiento transformador.

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Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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