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El alud de bajas laborales por coronavirus pone en jaque la actividad económica

La pandemia sigue sin dar respiro. Cuando ya parecía que se veía la luz al final del túnel, llegó ómicron y lo ha vuelto a poner todo del revés. El primer aviso fue la expansión de la variante por el centro de Europa. Luego, en vísperas de Navidad, aterrizó en España y corrió como la pólvora. El 16 de noviembre, la incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes en 14 días no llegaba a 100 casos. Un mes después rondaba los 500. Y este lunes ya había rebasado los 2.200 casos. Esta expansión sin control supone además el enésimo golpe al tejido productivo por dos frentes: por el freno al consumo y, además, por un aumento exponencial de las bajas laborales por coronavirus, lo que pone en jaque la actividad económica de muchas empresas.

Según los datos provisionales del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, hasta el 23 de diciembre se contabilizaron 240.011 bajas, más del triple que en noviembre al completo. Una cifra que se habrá disparado en la parte final del mes, ya que fue el momento en el que más contagios se anotaron. De hecho, según las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social, diciembre se cerró con 566.175 bajas laborales por coronavirus, siete veces por encumbre del mes anterior. “Al cierre de diciembre quedaban más de 340.000 procesos de baja laboral en vigor, alcanzando máximos de la pandemia, con unos 40.000 procesos más que en los peores momentos de la crisis sanitaria”, asegura la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) en un comunicado.

Esto supone que más de medio millón de trabajadores se ausenten durante al menos una semana, que es el tiempo mínimo de aislamiento para los positivos por covid. Un efecto más del avance de ómicron que se deja sentir especialmente en los negocios de menor tamaño. “El comercio de proximidad lo está sufriendo, sobre todo los autónomos o empresas más pequeñas y negocios familiares. Si se contagian, como muchos no cuentan con empleados tienen que cerrar el negocio durante esos días, aunque están siendo la excepción porque tiran de contratación temporal”, asegura Carlos Moreno-Figueroa, portavoz de la Confederación Española de Comercio (CEC). Es el caso de Isabel Iglesias, que regenta una tienda textil en Cádiz donde se extreman las medidas de seguridad para evitar bajar la persiana: “Si me contagio, tengo que cerrar y en ese tiempo no ingresaría nada”, comenta.

La hostelería y la restauración tampoco son una excepción. “En esta actividad es imposible el teletrabajo o automatizar procesos porque somos un sector de servicios. Esta avalancha de contagios está afectando mucho desde fin de año, sobre todo a las pymes”, asegura Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España. Los autónomos de otros sectores que pueden trabajar desde cualquier lugar están capeando mejor el temporal, aunque solo en los casos en que la enfermedad no revista gravedad. Lorenzo Moreno, que cuenta con la agencia sweetchili.es, fue positivo por coronavirus en diciembre, pero mantuvo su actividad: “Tenía síntomas leves y no dejé de trabajar. Si lo hacía perdía la facturación de los servicios que no ofreciese a mis clientes”.

En las empresas con plantilla el gran problema es la gestión y organización del trabajo. Sobre todo porque en la situación actual resulta casi imposible tener la certeza de que estarán todos los empleados disponibles. Esto le ocurre a la compañía HC Hormigones, que trabaja en las provincias de Málaga y Cádiz, donde el pasado lunes se sumaron cuatro bajas a las dos que ya tenía por coronavirus, lo que deja un balance de seis empleados contagiados de los 30 de que dispone. “Lo estamos solventando moviendo a personas de puestos de trabajo y con contratación temporal. Es muy difícil gestionar así el día a día y mantener el servicio sin retrasos”, asegura Sonia Vega, gerente de la empresa.

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Las grandes compañías tienen algo más de margen para compensar las vacantes al contar con una plantilla más amplia. Sin embargo, el nivel de contagios está siendo tan alto que incluso estas van al límite porque el número de bajas que tienen que soportar también es mucho mayor. Sirve de ejemplo la firma de automoción Stellantis, en Vigo, que ha desplazado el turno de la noche del 9 de enero al 23 de ese mes debido al número de bajas en dicho turno.

Estas bajas laborales que se acumulan se deben a la mayor transmisibilidad de la variante ómicron, al incremento de las pruebas de diagnóstico y a que se ha comenzado a aceptar como positivo en algunas comunidades autónomas los autotest de antígenos. La medida pretende descongestionar la atención primaria, pero algunas patronales no la ven con buenos ojos. “Sin control de un sanitario deja espacio a la picaresca. Entiendo que haya que buscar una solución porque la atención primaria no llega, pero debe ser una medida temporal para evitar que haya bajas laborales que no se correspondan”, sostiene Moreno-Figueroa.

La atención primaria, al límite

La gestión de las bajas (y otros trámites burocráticos) es desde hace años uno de los grandes lastres de la atención primaria. Con la covid se ha multiplicado y con la sexta ola ha llegado a niveles nunca vistos. “Las bajas son el cáncer más absoluto y absurdo en primaria y las autoridades sanitarias no han tenido la decencia de hacer nada en una situación como esta”, asegura Vicente Baos, médico de familia en la sierra de Madrid.

Hasta el sistema de la autobaja que acaban de implantar algunas comunidades autónomas, los médicos tenían que dar la baja, gestionarla, y posteriormente proceder al alta. Si no era de tres días o inferior, no podían dejar el alta programada, algo que con covid no ocurre en ningún caso. Solo el hecho de poder dar una baja con alta a los siete o 10 días les habría ahorrado a los médicos la mitad del papeleo.

Los colectivos de sanitarios denuncian que el tiempo que pasan haciendo estos trámites es tiempo que no dedican a los pacientes. Y puede llegar a suponer más de la mitad de la jornada, según Carmen Valdivia, vocal de atención primaria del Colegio de Médicos de Albacete. “Nos hemos convertido en burrócratas. Tenemos más tiempo dedicado al papeleo, a rellenar partes de baja, el informe para el centro de conductores, la dependencia, que para el trabajo médico. La burocracia no nos deja ser médicos”, lamenta.

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Tanto los sindicatos médicos como los colegios profesionales piden más personal, más sanitarios, pero también más administrativos. “Lo primero es organizar lo que hay”, dice Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). “Cada cual debería hacer aquello para lo que está más capacitado; y la mayor capacitación de los médicos no consiste en ser administrativos”, añade.

Desde el sector privado se ofrecen alternativas a este atasco. Por ejemplo, las mutuas insisten en que haya un mecanismo a nivel nacional de tramitación simultánea de baja y alta programada, en un mismo momento, para reducir la carga de trabajo de los facultativos. Y la CEOE considera que no se están aprovechando todos los recursos disponibles: “La tramitación de la incapacidad temporal por covid por parte de las mutuas colaboradoras de la Seguridad Social y los servicios de prevención son alternativas fiables y seguras ante la avalancha de bajas laborales por un autodiagnóstico positivo. En el mundo empresarial tenemos recursos sanitarios disponibles para apoyar al sistema público de salud”, subrayan fuentes de la patronal.

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