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Las bajas por coronavirus se triplicaron en diciembre

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La rápida expansión de ómicron en las últimas semanas ha puesto en un aprieto al tejido productivo. Coincidiendo con fechas complicadas, con empleados de vacaciones, las bajas por coronavirus se han triplicado en diciembre. Según los datos provisionales del Ministerio de Seguridad Social, hasta el 23 del mes pasado se contabilizaron 240.011 procesos, más del triple de las que hubo en noviembre (75.861 bajas). En esta cifra se incluyen tanto los contagiados como los casos de aislamiento.

Es difícil encontrar una persona que no se haya contagiado en las últimas semanas o no conozca a alguien que haya sido positivo. En muchos casos, incluso contacto estrecho, algo que afecta no solo a las empresas privadas. También al sector público, por ejemplo a servicios esenciales como la sanidad, donde hay comunidades autónomas que están teniendo problemas para cubrir los puestos de trabajo; transporte público como la red de ferrocarril, o educación, donde se teme que a partir de la próxima semana pueda haber problemas de este tipo por las bajas de profesores contagiados.

Estos datos son provisionales, pueden ser revisados y, además, falta por añadir los procesos iniciados en la última semana del mes. Pese a ello, en el número de bajas se observa una tendencia alcista notable (en octubre solo había 34.111, la cifra más baja desde el inicio de la pandemia), reflejo del aumento de los contagios experimentado en diciembre. “Se aprecia en el mes de diciembre una subida de las bajas, similar a la que se ha producido en otras olas anteriores de la pandemia”, aseguran fuentes del ministerio que dirige José Luis Escrivá.

De hecho, el dato acumulado del mes no es el más alto desde el inicio de la pandemia. La cota más alta se registró en enero del año pasado, cuando se contabilizaron 636.260 bajas. Le sigue octubre (482.042) y noviembre (464.996) de 2020.

Además, por el lado de la duración media de los procesos, la cifra desciende hasta los 9,96 días, el más bajo de la serie —en noviembre estaba en 12,6 días y el máximo se tocó en marzo de 2020 con 39,91 días de media—. Aunque este dato hay que cogerlo todavía con muchos matices, ya que al ser solo lo registrado hasta el 23 de diciembre hay muchos procesos que no concluyeron antes de esa fecha. Es decir, no se ha cifrado el número de días de incapacidad temporal por coronavirus al seguir abiertos buena parte de los mismos.

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Pese a ello, con el paso de los meses este número de días de baja ha ido en descenso. Seguridad Social considera que esto se debe al proceso de vacunación, lo que ayuda a que la mayoría de los casos sean menos graves. “Los datos de diciembre están condicionados por la no finalización de muchos de los procesos, pero la tendencia de los meses anteriores apunta a una nueva reducción”, explican fuentes del ministerio.

El secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Israel Arroyo, ha confirmado este martes por la mañana que se estaba produciendo un aumento en bajas por incapacidad temporal, aunque lo matizó: “Está lejos de números totales de la primera y la segunda ola de la pandemia”. El secretario de Estado de Empleo y Economía Social, Joaquín Pérez Rey, ha recordado en la misma rueda de prensa que los mecanismos de carácter laboral y exoneraciones siguen vigentes: “Es un escenario para el que están todos los dispositivos preparados para hacer frente”.

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México sin medicinas y luego… Incendio ‘arrasa’ almacén del IMSS en Coahuila

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El fantasma del lento crecimiento

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El fantasma del lento crecimiento en la economía mundial en la presente década fue formalizado por el Banco Mundial en la presentación de su informe Caída de las perspectivas de crecimiento a largo plazo: tendencias, expectativas y políticas”. Esta advertencia debería ser analizada con detenimiento en México, ya que el lento crecimiento de la economía significa que los niveles de bienestar se reducirán, hay que recordar que el crecimiento de la población es alrededor de uno por ciento anual. Por lo mismo para recuperar lo perdido en términos del PIB por habitante, se requiere de procesos de crecimiento más dinámicos, el país no se puede conformar con crecimiento de alrededor de uno por ciento en el PIB total, porque es como correr para quedarnos en el mismo lugar con efectos redistributivos sumamente graves, ya que limitan las posibilidades de movilidad social.

En la Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo, América Latina mostró una vez más la dificultad por llegar a acuerdos sobre una agenda común, se evidenciaron profundos choques ideológicos y hubo incluso cruces de acusaciones entre países latinoamericanos. La región vive momentos difíciles, las fracturas son múltiples y en lugar de tratar de llegar a un acuerdo por el crecimiento se mantienen las diferencias. Un problema básico es el crecimiento de la población, el cual ejerce presión sobre los mercados laborales de la región, sin poder ocupar a todos, miles de latinoamericanos tienen que migrar, generando grandes flujos de migrantes. El país con mayor número de expulsados por la vía de migración ha sido Venezuela que ha expulsado siete millones y han buscado opciones de empleo principalmente en Colombia, Perú, Chile y Ecuador. Entre Colombia y Panamá, cientos de personas arriesgan a diario su vida cruzando la selva del Darién, uno de los territorios más inhóspitos y peligrosos del planeta. Al no encontrar asilo en estos países migran hacia México donde saturan las fronteras sur y norte en donde se acumulan miles de migrantes. Esto se agrava ya que la Corte Suprema de Estados Unidos tiene pendiente una decisión sobre el llamado Título 42, una medida que permite las devoluciones en caliente a México. La Declaración de Santo Domingo aboga por una “migración segura, ordenada y regular”, pero al mismo tiempo llama a buscar “mecanismos que garanticen una adecuada gestión de los flujos migratorios, procesos de regularización migratoria ágiles y accesibles, la inserción socioeconómica de los migrantes, el apoyo a las comunidades de acogida y la lucha coordinada contra el crimen transnacional organizado que abusa de los migrantes”.

En esta perspectiva la única salida al critico problema del lento crecimiento en toda la región es elevar los niveles de inversión, ya que este coeficiente es sumamente bajo, en todos los casos se encuentra por abajo del 21 por ciento del PIB. Este limitado nivel de inversión ha limitado el crecimiento en la región y por lo mismo ha hecho que estas economías dependan del exterior para fijar sus metas de crecimiento.

Se requiere de una nueva agenda como la delineada en el informe del Banco Mundial que propone entre otras cosas un conjunto de medidas que incentiven el crecimiento como las siguientes: aplicación de marcos de políticas macroeconómicas y financieras sólidas que atenúen los altibajos de los ciclos económicos; aumentar la inversión en áreas como el transporte y la energía, la agricultura climáticamente inteligente y las manufacturas, y los sistemas de gestión de la tierra y los recursos hídricos, alinear inversiones concretas con objetivos climáticos centrales puede incrementar el crecimiento potencial hasta 0,3 puntos porcentuales al año y reforzar la resiliencia ante los desastres naturales en el futuro; reducir los costos del comercio.

Un punto interesante que menciona el informa del Banco Mundial es que llama por capitalizar los servicios, ya que estos podrían convertirse en el nuevo motor del crecimiento económico. Pone el ejemplo de que las exportaciones de servicios profesionales relacionados con la tecnología de la información y las comunicaciones y prestados a través de medios digitales aumentaron a más del 50 % de las exportaciones totales de servicios en 2021, mientras que en 2019 este valor había sido del 40 %. Este cambio podría generar importantes aumentos de la productividad si da lugar a una mejor prestación de servicios.

En esta perspectiva queda claro que México y la región de América Latina tenemos la oportunidad de fijar una nueva agenda para enfrentar el lento crecimiento, siempre y cuando establezcamos estrategias incluyentes, que permitan acelerar el crecimiento económico y generar empleos de mayor valor agregado. Es un reto que se antoja difícil de alcanzar, pero no imposible, la cuestión es establecer políticas congruentes con el crecimiento, y no dejar que el resto del mundo nos imponga el ritmo de crecimiento.

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Muerte de migrantes en Ciudad Juárez: ‘No vamos a ocultar los hechos’, dice AMLO

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