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El precio de la leche remonta tras permanecer congelado durante años

Los precios medios de la leche en origen, tras años prácticamente congelados en el entorno de los 0,33 euros litro —con cifras más bajas en Galicia donde se concentra el 40% de la oferta— se han incrementado un 10% en los últimos meses hasta superar los 0,36 euros, con previsión de que sigan subiendo unos céntimos en 2022. No obstante este repunte, los precios se hallan por debajo de los actuales costes de producción.

Los datos oficiales del Ministerio de 2015 señalaban unos costes medios de 0,356 euros, con grandes oscilaciones que iban desde menos de 0,30 euros a más de 0,40 euros. En la actualidad, los costes se habrían incrementado en una media de entre cinco y seis céntimos hasta superar los 0,40 euros por la subida de los costes de los medios de producción y especialmente de los piensos y la energía. Por esta razón, los ganaderos mantienen las movilizaciones en el norte.

Primeras subidas

El repunte inicial de los precios el pasado mes de octubre fue el resultado de las negociaciones entre organizaciones de productores y los principales grupos de la distribución. Mercadona fue el primero en dar un paso adelante subiendo sus precios más bajos de 0,59 hasta los actuales 0,64 euros con previsión de seguir paulatinamente los incrementos. A renglón seguido lo hicieron en términos similares otros grupos que se hallaban operando en el mismo segmento como Lidl y Día. Los ganaderos mantienen sus amenazas de informar a los consumidores sobre los grupos o marcas que no se sumen a estas subidas para que no compren esos productos.

En la actualidad, organizaciones de productores mantienen negociaciones con las principales industrias para que, de entrada, repercutan en sus precios de compra una parte de las subidas practicadas por los grupos de la distribución. En segundo lugar, para que paguen en el campo los precios de coste de producción, tal como se contempla en la Ley de la Cadena. Agricultura insiste en la obligación de las industrias de firmar y revisar los contratos en función de la evolución de los costes. Desde las organizaciones agrarias se reclama a las industrias el cumplimiento de esas exigencias y muy especialmente a la multinacional francesa Lactalis, que supone casi el 20% de la leche que se recoge en el campo en cuanto es un motor de referencia. Lo mismo se reclama a la cooperativa Central Lechera Asturiana-Larsa, pagar precios más elevados para los ganaderos que no son socios de la misma.

Según los datos manejados por la Administración al mes de octubre, frente a un precio medio de 0,353 euros, en los territorios donde hay un fuerte peso de grupos cooperativos, esos precios rebasan los 0,37 euros como son los casos del País Vasco con Iparlat, Andalucía con Covap o Asturias por CLAS.

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No obstante estos incrementos, desde Unions Agrarias en Galicia, Román Santalla señala la necesidad de poner en marcha un marco permanente en toda la cadena láctea a para evitar que se vuelvan a producir largas situaciones como las vividas en el pasado y hasta la fecha, produciendo a pérdidas. En la misma línea, se pide a la Administración un mayor control para el cumplimiento de lo que se contempla en su propia Ley de la Cadena, no pagar por debajo de los costes de producción y que sobre el papel, debería haber marcado un antes y un después en los precios pagados en el campo. La organización reclama al Ministerio la publicación, con una actualización permanente de los datos sobre la evolución de los costes para que los mismos sirvan como referencia a la hora de firmar un contrato o para la revisión de los mismos.

Viejo objetivo

En la última década, con el fin de solventar el problema de los bajos precios, desde Agricultura se propiciaron dos grandes acuerdos. En 2012, con Miguel Arias Cañete, las patronales de la gran distribución, la Federación Nacional de Industrias Lácteas, Asaja y el propio Ministerio suscribían un Protocolo para mejorar la eficiencia de la cadena de valor de la leche y de los productos lácteos por el que, entre otros aspectos se comprometían a adoptar medidas para no banalizar la leche con acciones como la venta a pérdidas o promociones donde se diera un cartón como regalo por la compra de otros productos. Aunque no se manejó por escrito ninguna cifra de venta, la realidad es que durante un tiempo desaparecieron de los lineales precios bajos de oferta.

Con objetivos similares, en 2015, con Elena Espinosa se firmaba un nuevo Acuerdo por la estabilidad del sector y con la firma del mismo por medio centenar de empresas de supermercados y de industrias lácteas junto con Asaja y las Cooperativas Agroalimentarias.

Ocho años más tarde, a pesar de lo dispuesto en la nueva Ley de la Cadena que sustituye a la de 2013 y con precios al alza, desde el sector se vuelve a reclamar lo mismo, un nuevo marco que de estabilidad o ofrezca la posibilidad de una actividad rentable que no aboque a más abandonos forzados.

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