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Internacional

Macron presume de su fibra social en el lanzamiento oficioso de su campaña para las presidenciales

  • En una entrevista televisiva reconoce su ambición “evidente” respecto al futuro de Francia, pero no oficializa su candidatura

  • El presidente busca darse una imagen más social ante la rivalidad creciente con la conservadora Valérie Pécresse

Su candidatura aún no es oficial, pero ya tiene entre ceja y ceja las elecciones presidenciales de 2022. El presidente francés, Emmanuel Macron, centra una parte considerable de sus esfuerzos en los comicios de abril del año que viene. Quedó patente este miércoles por la noche en una extensa entrevista concedida aTF1 —principal cadena de televisión del país vecino— y LCI. “¿A dónde se dirige Francia?”, era el tema de una retransmisión grabada el pasado fin de semana y que sirvió como carta de presentación del Macron candidato en la carrera hacia el Elíseo.

“Si la pregunta que me hacen es: ¿usted tiene ambición para este país más allá del próximo mes de abril? Sin duda, evidentemente”, aseguró el joven presidente al final de una entrevista de dos horas. No quiso oficializar su candidatura con el argumento de que la quinta ola del covid-19 puede obligarle a tomar “decisiones difíciles”. Pero sus intenciones resultan cristalinas.

Macron pretende retrasar este anuncio lo máximo posible y así beneficiarse del capital político del presidente que ha “protegido” a los franceses durante la pandemia. De hecho, la oposición criticó duramente esta entrevista. Le reprocha que se aproveche de su condición de jefe del Estado para no regirse por las mismas reglas que el resto de candidatos en la repartición del tiempo en los medios. Se especula con que no oficializará sus ambiciones hasta finales de enero.

“No lo volvería a hacer”

A pesar de ello, la batalla presidencial ya ha empezado. A las altas esferas macronistas les preocupa la irrupción de la conservadora Valérie Pécresse. La candidata de Los Republicanos (LR, socios del PP en Francia) ya se ha colocado en los primeros puestos en los sondeos. En el caso de un hipotético duelo entre ambos en la segunda vuelta, prevén una ajustada victoria del dirigente centrista con solo el 51% y el 49% para la flamante líder de la derecha.

Macron aprovechó la entrevista en TF1 —hubo pocos anuncios y fue sobre todo un ejercicio comunicativo— para presumir de su “fibra social”. Dicho de manera más prosaica, se puso la piel de cordero para diferenciarse de una rival con quien comparte el mismo ADN ideológico: neoliberalismo a la francesa (menos agresivo que el anglosajón), rechazo de la inmigración y capitalismo verde. Y así corregir la imagen de “presidente de los ricos” y “arrogante”.

“Mis valores no son los de un presidente de los ricos”, defendió Macron. “Soy favorable a un país fuerte económicamente, pero también a un país justo (…). Sin duda, soy más sensible a algunas cosas, más que antes. Sí, esto es cierto”, añadió el presidente, quien sostuvo que “este periodo nos ha cambiado a todos y desarrollado en nosotros una fibra social”. El covid-19 y las ayudas estatales para evitar un hundimiento económico le permitieron matizar la batería de reformas neoliberales (desregulación del mercado laboral, bajada de impuestos a los más ricos e intento de recortar las pensiones públicas) de sus tres primeros años de mandato.

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Aunque defendió todas las políticas aplicadas desde 2017, sí que hizo autocrítica respecto a sus famosos comentarios clasistas, como el “cruzo la calle y te encuentro un trabajo” o “hay personas que triunfan en la vida y otras que no son nada”. “Hay palabras que pueden herir y pienso que esto nunca es bueno, incluso inaceptable”, aseguró. “Herí a la gente y pienso que no podemos cambiar las cosas si herimos a la gente. No lo volvería a hacer”.

La única propuesta: reformar las pensiones

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Pese a sus esfuerzos retóricos para dotarse de una “fibra social”, el dirigente centrista no anunció ninguna medida en este sentido. Solo hizo una propuesta para el futuro: recuperar su reforma de las pensiones, que alargará la edad de jubilación y acabará con los regímenes especiales de algunas profesiones, fruto de las conquistas sociales de la Postguerra. “El país tendrá un debate en las próximas presidenciales”, mencionó sobre una medida abandonada por el covid-19 y tras unos meses de contundente oposición sindical y de la calle. También confirmó que no pretende aprobarla antes de abril de 2022.

En una entrevista que debía tratar sobre el futuro de Francia, demostró una sorprendente falta de imaginación política. Ante una derecha republicana que le acEstados Unidos de “inmovilismo” y haber endeudado demasiado el país, deberá desplegar un programa más detallado en los próximos meses. En caso contrario, su condición de favorito puede deshacerse como un azucarillo.

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