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Opinión

Necesitamos diálogos inteligentes

Antonio Machado mencionó “para dialogar, preguntad primero; después…escuchad”.

Ante tanta polarización, el diálogo se vuelve más importante; pero un diálogo inteligente, con apertura de mente, que busque de entrada los puntos que se tienen en común y dejando de lado los que nos dividen, que generen propuestas.

Hay algunas reglas básicas para un buen diálogo:

– Debe haber respeto entre las personas.
– No busca imponer nuestra forma de pensar.
– No se trata de que alguien gane y alguien pierda, todo lo contrario, cuando hay un diálogo que fluye adecuadamente, todos ganan.
– Hay empatía para los demás: entiende su vida, su camino, el por qué de su forma de pensar, a qué se dedica, etc.
– Busca cómo comunicarnos de forma efectiva con los demás, especialmente entre generaciones de diferentes edades; actualmente, y como nunca, hay una brecha de tipo de comunicación entre las generaciones jóvenes y las más grandes. Pero es básico encontrar cómo poner un puente a esa brecha.
– Utiliza frases propositivas; es diferente preguntar ‘¿me entiendes?’, donde se puede interpretar a que la otra persona no está al nivel de uno, a ‘¿me explico?’, donde abrimos la opción a que de nuestro lado no estemos expresando bien lo que queremos decir.
– Busca información sobre el tema, donde las partes puedan opinar de forma informada.
– Algo que es difícil en muchas ocasiones, pero que es vital para un buen diálogo, es decir “eso no lo sé, pero me voy a informar” o “no lo sabía, qué bueno que me lo dices”. Los sabelotodo cortan muy fácil un diálogo.
– Algo muy útil es que si vemos que se calientan los ánimos, y ya hay una cerrazón al diálogo libre, se pueda detener el mismo y reanudar en otro momento, otro día, para hacerlo con la cabeza fría.

Los tiempos que vivimos requieren generar diferentes escenarios, más diálogos en las familias, con los amigos, con grupos de trabajo, en foros públicos, etcétera.

Hoy más que nunca, la democracia requiere del diálogo, del análisis de diferentes temas de interés nacional; la democracia la hace la sociedad y todos somos parte de esa sociedad, por lo tanto, todos somos responsables de nuestra democracia.

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Hay que generar esos diálogos, entender el México que vivimos, pero sobre todo el México que podemos lograr a futuro, llegar a ser la potencia del mundo que podemos lograr entre todos en el tiempo.

Y hay muchos temas para dialogar: inopia, seguridad, inversión, generación de empleo, sistema de salud, importancia de las instituciones, libertad de expresión, sistema educativo, áreas estratégicas para invertir y que desarrollen los empleos del futuro, oportunidades que la pandemia y el T-MEC presentan, responsabilidad civil de cada uno, importancia de participar activamente en la vida social, etc.

Debemos lograr que cada día haya muchos más diálogos sobre estos temas, que se vayan enriqueciendo las opiniones, que se puedan formar maneras de pensar, que involucren a los jóvenes y a las generaciones mayores.

Escuchemos a líderes de opinión de diferentes corrientes de opinión, los que son serios y abiertos a diferentes puntos de vista, a los que ofrecen propuestas viables y no buscan adoctrinar; de ellos se puede aprender mucho y llegar a puntos medios.

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Al entender esas propuestas que plantean para el país, entendamos que todos las podemos enriquecer al comentarlas con terceros.

Un diálogo que puede salir de una sobremesa no tiene que cerrarse forzosamente por el tiempo disponible, se puede dejar abierto y proponer una nueva reunión a fin de continuarlo, llegando a la siguiente oportunidad más informados, pensar que aprendimos del anterior y que traemos nuevas ideas a la mesa.

Para cerrar, queda el diálogo más importante: el de los padres con los hijos, de los hijos con los padres, circular, abierto y respetuoso.

Estar abiertos a entendernos, a aprender unos de los otros y que los padres no piensen que solo enseñamos a los hijos, o que los hijos piensen que los padres ya estamos viejos y no entendemos las cosas de la época.

Como familia debemos fomentar valores, entendiendo porqué los practicamos y no pensar que es simplemente porque así me lo mencionaron ; saber que cada miembro de la familia tiene derecho a vivir su vida con plena libertad, que encuentre en la familia un lugar donde siempre se sienta respetado en su camino, apoyado y querido. El diálogo es base para lograrlo.

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Nota del editor: Mauricio Hubard es Fundador y Presidente de Juntos Financiera , estudió Relaciones Industriales en la Universidad Anáhuac del Sur, graduado de la escuela de Negocios de Harvard (Harvard Business School) en la maestría ejecutiva “Owners, President Management Program, OPM “ en la generación 34, es miembro activo del Harvard Alumni Association, ha tomado diversos cursos en esta escuela relacionados con Microfinanzas, Gobierno Corporativo, entre otros; Desarrollo de Instituciones Financieras en el JFK School of Goverment de Harvard, también de Responsabilidad Social de las Empresas por la Universidad de Stanford y el ESADE de Barcelona. Escríbele a hubardm@gmail.com. Síguelo en su cuenta de Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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