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El regulador de Nuevo México rechaza la fusión de la filial de Iberdrola en EE UU con PNM por el ‘caso Villarejo’

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y varios ejecutivos de Avangrid, en la salida a Bolsa de la empresa, en 2015.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y varios ejecutivos de Avangrid, en la salida a Bolsa de la empresa, en 2015.Lucas Jackson (Reuters)

Golpe de envergadura para Iberdrola en Estados Unidos, uno de sus principales vectores de crecimiento. El regulador del Estado de Nuevo México ha rechazado a última hora de este miércoles la compra de PNM Resources por parte de Avangrid, la filial de la primera eléctrica española en el país norteamericano. El no a la operación, valorada en 8.300 mdd (7.300 millones de euros) entre efectivo y deuda, supone un golpe de envergadura en la estrategia de expansión exterior de Iberdrola. Los cinco comisionados del regulador justificaron su voto contrario por no ser, afirman, la mejor alternativa para los intereses de los consumidores y por la imputación de varios altos directivos de Iberdrola, entre ellos su presidente, en el caso Villarejo por supuestos pagos al comisario retirado.

La mayoría de representantes en el organismo ya había expresado su opinión contraria a la compra en la audiencia celebrada la semana pasada, argumentando su preocupación tanto sobre el pobre historial de servicio público de Avangrid en el Estado sureño como por el hecho de que el presidente de su matriz, Ignacio Sánchez Galán, esté implicado en el caso Villarejo. Pero entonces fueron tres de los cinco comisionados (y no todos ellos, como este miércoles) los que se posicionaron en contra de la operación, afirmando que los potenciales daños superaban los beneficios.

“No es el socio adecuado en este momento crítico de nuestra transición energética”, subrayó el presidente del regulador, Stephen Fischmann, antes de la votación. Otros comisionados también dejaron patentes sus reticencias sobre el impacto que la operación corporativa tendría sobre el servicio público.

Un total cinco agencias federales, así como el regulador del Estado de Texas, ya habían completado sus revisiones y aprobaron la fusión. Solo quedaba el visto bueno de la Comisión de Regulación Pública de Nuevo México, que finalmente ha tirado por tierra la operación. El rechazo se produce a pesar de una tendencia general hacia la consolidación de los servicios públicos en EE UU, con varias operaciones en ese sentido en los últimos tiempos.

Recurso

Tanto Avangrid como PNM Resources, una compañía eléctrica con actividad en Texas y Nuevo México, tienen ahora la opción de solicitar una nueva audiencia. Los mercados, sin embargo, ya han empezado a descontar la negativa: las acciones de PNM, que tiene prevista una reunión extraordinaria de su consejo de administración este viernes, se dejaban un 3% poco después de la votación. Los títulos de Iberdrola, por su parte, se dejaban algo menos de un 1% en los primeros compases de cotización en una jornada ligeramente bajista en la Bolsa española.

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Un portavoz de Iberdrola se remitió a un comunicado en el que su filial estadounidense se limitaba a mostrar su “decepción” con la decisión de las autoridades de Nuevo México: “Estamos evaluando los próximos pasos que tenemos por delante”, apuntaba la nota, dejando la puerta abierta a alegaciones. Fuentes de Avangrid fueron un paso más allá, al criticar el fallo por “injusto”, y no descartaron acudir a la Corte Suprema de Justicia del Estado. “Es absurdo que no hayan escuchado a 23 de los grupos de interés intervinientes en el caso”, remarcan.

Iberdrola anunció la adquisición de PNM Resources en octubre del año pasado, en plena pandemia. La integración iba a dar origen a una de las mayores compañías energéticas estadounidenses, con presencia en seis Estados, y al tercer operador de renovables en el país norteamericano. La compañía combinada iba a contar con activos superiores a los 40.000 mdd (35.300 millones de euros al cambio actual), más de 168.000 kilómetros de redes de distribución y cerca de 10,9 gigavatios de capacidad instalada, y preveía un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 2.500 mdd y un beneficio neto de 850. El cierre definitivo de la operación se esperaba para este año, pero ninguna de las dos compañías contaba con que en su camino se iba a cruzar el regulador de Nuevo México.

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