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Bimba y Lola se la juega en China

Córner de la marca Bimba y Lola en un centro de El Corte Inglés en Madrid.
Córner de la marca Bimba y Lola en un centro de El Corte Inglés en Madrid.Víctor Sainz

El sueño de Bimba y Lola alza el vuelo. Una vez parece haber superado lo peor de la crisis del coronavirus, que le provocó unas pérdidas de cinco millones de euros en 2020, el grupo textil dirigido desde Vigo por las hermanas Uxía y María Domínguez, sobrinas del fundador de Adolfo Domínguez, recupera sus planes de expansión. Y lo hace con la vista puesta en competir en todo el mundo como marca premium y no por precio en un segmento en el que las empresas españolas siempre han estado un cuerpo por detrás. La empresa trata de espantar este complejo y da un paso más en su propósito con la entrada en China, anunciada esta semana.

El plan es ambicioso y no se trata solo de probar suerte en el gigante asiático. Va con todo, con la idea de abrir 30 tiendas en cinco años. Además, en noviembre comunicó su entrada en Países Bajos, Polonia y Rusia. Y antes se produjo el ingreso en Alemania. El caso de China es particular, por las peculiaridades del país, e irá de la mano de ImagineX, grupo de distribución y gestión de marcas de moda en Asia. En el resto suelen trabajar con distribución propia, aunque hay mercados donde también cuentan con franquiciados.

Sobre la lucha encarnizada en el lujo, los dirigentes eran conscientes de la complejidad del objetivo que se marcaban. “Es un gran reto ir a los principales mercados para competir con los mejores en un segmento dominado por marcas francesas, italianas y americanas”, destaca José Manuel Martínez, consejero delegado de Bimba y Lola. Difícil, pero no imposible. De hecho, la compañía está presente con tienda física en 20 países. Una cuenta que asciende a 43 si se suman los mercados en los que está con tienda electrónica. Eso en poco más de 15 años de vida y dos grandes crisis de por medio: la Gran Recesión y ahora más reciente la del coronavirus.

Desde el inicio del proyecto, las hermanas Domínguez tenían una idea muy clara: crear algo nuevo, innovador, joven y que fuese de lujo con un precio accesible. Un proyecto que arrancó fuerte desde el primer año, cuando abrió más de 40 tiendas en España y Portugal, y que ahora cuenta con casi 1.400 trabajadores. El plan nacía con mucho conocimiento previo tras su paso por Sociedad Textil Lonia (gestiona las marcas Carolina Herrera y Purificación García). Deciden dar este salto con la ayuda de su padre, Jesús Domínguez, quien las apoya económicamente y aporta su experiencia en el montaje de la red de tiendas, algo que ya había hecho antes con Adolfo Domínguez y Lonia. En este contexto, allá por 2005, nace Bimba y Lola. Un nombre que provoca la duda: quién de ellas es Bimba y quién es Lola. Pero en realidad se trata del nombre que tenían sus mascotas, dos perras que dieron forma al logo inicial de la marca.

Impacto pandémico

La pandemia hizo tambalear todo, aunque parece que ya se ha superado lo peor. En el ejercicio fiscal 2019 (en su caso va de marzo a febrero), el año previo a la covid, Bimba y Lola registró ventas por 226 millones, un crecimiento del 13% respecto al anterior, y ganó 18 millones. El tren iba a toda mecha. Pero entonces llegó el abismo: en 2020, en pleno proceso de expansión, el coronavirus obligó a cerrar las tiendas y provocó la caída del 27% de su facturación: se quedó en 165 millones y entró en pérdidas.

Ahora, todavía sin terminar de cerrar esta etapa de turbulencias, la tregua sanitaria le permite recuperar ventas. En el primer semestre, según explica la compañía, el crecimiento es del 51% respecto a 2020. “Ya estamos en niveles muy cercanos a los de 2019″, adelanta el consejero delegado. Fuentes cercanas a la empresa avanzan incluso que la tendencia es más positiva, aunque todo queda a expensas de lo que ocurra en los próximos meses. Con la ola de contagios por el Viejo Continente y la aparición de la variante ómicron crece la preocupación en el sector, especialmente porque llega en un momento clave para el comercio. Es decir, la campaña de Navidad puede ser el broche de oro a un buen año o tirar por tierra gran parte de la recuperación.

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Sobre la expansión de la textil viguesa, el hito de la entrada en el gigante asiático no es menor. Es más, de su éxito dependen los planes de futuro. Sin un buen desempeño en China y en Estados Unidos, la ambición de ser una gran marca global se caería. Algo que en España parece resistirse en el lujo. “En nuestro caso queremos ir más allá y seguimos nuestra hoja de ruta para estar en todos los grandes mercados”, asegura Martínez. Fuentes de la empresa apuntan a un próximo desembarco en Estados Unidos dentro de uno o dos años.

Hasta ahora, no todas sus salidas al extranjero se han contabilizado como éxitos. El mejor ejemplo es Francia, según el consejero delegado: “Los resultados no han sido los que deseábamos. Se debe, en parte, a la expansión inicial en locales con menor tráfico. Quizá también a lo complicado de posicionar una marca española como premium en Francia”. Y en Italia hubo un intento en falso: Bimba y Lola entró con cuatro tiendas seis meses antes de la pandemia, sin embargo las cerró con el inicio de la crisis y ha aparcado este mercado para más adelante.

En el polo opuesto se encuentra México (ya es el segundo mercado que más aporta al negocio, solo por detrás de España). Así como Chile y Singapur: “Respecto al tamaño de la población y del país, eran nuestros mejores mercados antes de la pandemia, tanto por sus ventas por metro cuadrado como por su rentabilidad”, asegura José Manuel Martínez. El modelo funciona, de ahí la duda de por qué no realiza una expansión más agresiva. El freno no es financiero ni es el miedo, la tarea pendiente es ampliar su capacidad: “Tenemos un reto muy grande a la hora de escalar nuestras operaciones y sistemas”, reconoce el consejero delegado.

Por estos límites, la elección de los mercados y los tiempos de entrada son capitales. Y en esa decisión gana peso la evolución previa de la tienda por internet, que sirve para comprobar el interés que suscita la marca. De hecho, según fuentes de la compañía, esos datos fueron la clave de descartar la vuelta a Italia por ahora y apostar por el centro de Europa, especialmente Alemania donde contaba con muy buenos resultados en la venta electrónica. El comercio por internet, además, ha dejado de ser algo marginal y no sirve solo para testar mercados: aporta ya un 25% del total de las ventas. Unas tiendas virtuales que no restan facturación a los establecimientos físicos, ni viceversa. “Siempre se mejoran una a la otra y los datos así lo demuestran una y otra vez”, insiste Martínez.

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