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La historia del Camp Nou: proyectos fallidos de reforma

El Barcelona construyó el Camp Nou en 1957, lo reformó a lo grande justo antes del del mundo de 1982 en España, remodelado y no de forma profunda en 1994 y después se ha olvidado. Se ha olvidado, pese a que hasta tres proyectos (el Barcelona-2000 de Núñez, el de Norman Foster con Laporta en el 2007 durante su primer mandato y el de Bartomeu en el 2014), planificaron la remodelación de un estadio que se ha ido haciendo viejo, al punto de que está ahora destartalado y desfasado con respeto a los grandes templos del fútbol del mundo.

No es solo cuestión de necesidad económica (“el Barcelona en los últimos 20 años ha ingresado 9.000 millones de euros y solo el 5% ha ido destinado al estadio”, ha recordado Ferran Reverter, el CEO del club azulgrana) sino también de adecuarse a los nuevos tiempos que necesita el fútbol como deporte. Y como negocio. “Prácticamente nada de ese dinero ha ido a cambiar y modificar las estructura de nuestro estadio”, ha aumentado el máximo ejecutivo del Barcelona.

Tan viejo se ha quedado el Camp Nou que siete de los clubs que poseen estadios por encumbre de los 40.000 espectadores. Solo dos equipos no tienen hogar nueva. El Valencia, cuya obra del nuevo Mestalla sigue encallada desde hace más de una década colapsado por la crisis económica, y el Barcelona, que ha ido descartando proyectos para levantar un nuevo hogar. 

La junta tuvo que invertir 2 millones de euros este pasado verano de forma urgente para arreglar problemas en el estadio y garantizar la seguridad de los aficionados

La falta de cuidado del estadio provocó que este pasado verano el club tuviera que invertir dos millones de euros para garantizar la seguirdad de los aficionados, puesta en riesgo como relevó el propio Laporta.  Se tuvieron que subsanar, y de forma urgente, 900 patologías detectas en julio de 2019, que no fueran resueltas por la junta de Bartomeu. Hasta 119 eran consideradas ‘quick fix’, de carácter urgente.

No se trataba de que hubiera un problema estructural que pudiera provocar amenazas de derribo ni tampoco que impidieran la apertura total del Camp Nou. Pero si no se solucionaban impedían, eso sí, que pudieran abrirse algunas zonas del estadio.

Barcelona y Valencia son los únicos grandes clubs que no han reformado sus estadios en los últimos años

“58 clubs han reformado ya sus estadios”, ha apuntado Reverter. El Barcelona, no. “Y 67 estadios son más modernos que el nuestro”, ha dicho después para justificar la necesidad cada vez más evidente de acometer unas obras, que arrancarían en el verano del 2022. La idea de la directiva de Laporta es que se acaben en el 2025. “Todos han hecho los deberes, todos”, ha recalcado el CEO barcelonista.

Tan viejo se ha quedado el Camp Nou, quien con la nueva reforma ampliaría su capacidad hasta los 110.000 espectadores manteniéndose como el de mayor capacidad de Europa, que desde hace 26 años no se acometen obras de reforma estructurales.

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Fracasó Núñez en su trabajado proyecto de Barcelona-2000, no se salió tampoco con la suya Laporta, que llegó a presentar la maqueta de Foster en el 2007, porque Sandro Rosell, a su llegada a la presidencia en el 2010, abandonó el proyecto.

Lo mismo le ocurrió a Josep Maria Bartomeu, quien ya hizo un reférendum en el 2014 para obtener el apoyo de los socios para el Espai Barcelona. Pero siete años más tarde lo único que hay construido es el Estadi Johan Cruyff, cuyo coste inicial, como ha dicho Reverter, “era de cuatro millones y ha terminado costando 20”.

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