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Negocios

Transferencias de conocimiento

Maravillas Delgado

Desde el surgimiento de las cadenas de valor globales a finales del siglo XX, las actividades de innovación se organizan cada vez más a nivel internacional. Con la revolución de las tecnologías de la información en la década de 1980, la disminución de los costes de la información y la comunicación llevó a las empresas no solo a reubicar sus líneas de producción en el extranjero, sino también a buscar recursos tecnológicos más allá de sus fronteras nacionales. A través de este proceso de internacionalización de la tecnología, las empresas han podido explotar las diferencias de costes, acceder a una tecnología más avanzada y beneficiarse de mayores arsenales de conocimiento. Desde una perspectiva agregada, esto ha dado lugar una creciente transferencia internacional de tecnología, a través de la cual los países importan y exportan ideas, experiencia y conocimientos para superar sus propias limitaciones y explotar su ventaja comparativa tecnológica. Un buen ejemplo de ello es el acelerador del acceso a las herramientas de la covid-19, una nueva estrategia de colaboración global para acelerar el desarrollo de las vacunas, así como también su producción y el acceso equitativo a las mismas.

Aunque desde hace décadas numerosos estudios han analizado las decisiones de las empresas de deslocalizar sus actividades de innovación a diferentes lugares geográficos, una menor atención se ha prestado a los patrones agregados de internacionalización tecnológica que surgen de las decisiones empresariales de captar tecnología e innovación en el extranjero. Un estudio de Dominique Guellec y Bruno van Pottelsberghe de la Potterie en 2001 invirtió la tendencia, introduciendo los primeros indicadores agregados de internacionalización de la tecnología —basados en las estadísticas de patentes— facilitando así el análisis empírico de diferentes dimensiones de la propiedad transfronteriza de las patentes de nuevos productos creados a partir de colaboraciones internacionales. Sobre la base de estos indicadores, varios trabajos han aportado evidencia sobre los factores que contribuyen a la internacionalización de la tecnología, entre ellos se encuentran no solo la distancia geográfica e institucional entre países, sino también la participación de estos en tratados de libre comercio (TLC).

El alcance de los TLC se ha ido ampliando pasando de regular la mera liberalización del comercio a incluir cláusulas relativas a una amplia gama de áreas que incluyen la inversión y la transferencia de tecnología. Un trabajo reciente, del que soy coautora junto a Santiago Chelala, del Banco Interamericano de Desarrollo, estudia el efecto del contenido tecnológico de los TLC en el intercambio internacional de bienes. Los resultados empíricos indican que las cláusulas tecnológicas de los acuerdos comerciales fomentan la transferencia de tecnología a través del comercio bilateral de bienes, sobre todo cuando el comercio es entre países de distintos niveles de ingreso y la intensidad tecnológica de los bienes comercializados es elevada. Asimismo, el impacto de los TLC sobre la internacionalización de la tecnología ha sido evaluado en un trabajo realizado con Daniela Arregui. En él estimamos un modelo aplicado a la internacionalización de la tecnología utilizando datos de patentes de propiedad nacional donde participan inventores extranjeros para un panel global de países de ingresos altos y medios en las últimas tres décadas. El trabajo reevalúa con datos actuales en qué medida la participación de los países en TLC, así como la distancia geográfica e institucional, tienen un efecto sobre la propensión de un país a ser propietario de nuevas tecnologías creadas en el extranjero.

Los resultados indican que los países más cercanos geográfica e institucionalmente intercambian más tecnología y conocimientos, debido a los menores costes de comunicación y coordinación asociados a la proximidad geográfica e institucional. Además, la participación de los países en TLC tiene un doble efecto sobre las decisiones de internacionalización tecnológica de las empresas. El primero está relacionado con el aumento de la interacción económica entre los socios tras la liberalización del comercio, lo cual aumenta la propensión a la internacionalización tecnológica entre países. El segundo efecto, se materializa en un compromiso político que crea incentivos para que las empresas internacionalicen sus actividades tecnológicas con los demás Estados miembros del acuerdo. Los acuerdos comerciales conducen a un aumento significativo de la internacionalización tecnológica de las empresas que lleva a acelerar la transferencia de conocimientos y la innovación. Una razón de peso para defender el proceso de integración de la UE.

Inmaculada Martínez-Zarzoso es profesora de las universidades de Göttingen y Jaume I.

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