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Diego del Alcázar (IE University): “En dos años los ingresos por los grados superarán a los de los másteres”

Diego del Alcázar, consejero delegado de IE University, en su nuevo campus de Madrid.
Diego del Alcázar, consejero delegado de IE University, en su nuevo campus de Madrid.Víctor Sainz

Diego del Alcázar Benjumea (Madrid, 37 años) está llamado a suceder a su padre al frente de la institución de enseñanza privada que este fundó hace 48 años: el Instituto de Empresa, hoy transformado en IE University. La entidad se vestirá de largo la semana que viene con la inauguración oficial del primer campus en altura europeo: IE Tower, un proyecto que se planteó en 2014 y que tilda de “trabajo bien hecho”.

Sus 4.000 alumnos de grado ya entran y salen bulliciosos del edificio de 50.000 metros cuadrados que pretende revolucionar el futuro distrito financiero de Madrid. Es un salto importante, según el consejero delegado de IE, un punto de inflexión en este proyecto educativo concebido como escuela de negocios que, en 2007, integró una universidad y ahora cuenta con cinco escuelas (Derecho, Relaciones Internacionales, Ciencias Humanas y Tecnología y Arquitectura y Diseño) y “que necesitaba la masa crítica que le aporta esta torre, que es también un símbolo de visibilidad”, dice.

Actualmente IE University cuenta con un total de 8.000 alumnos de 140 países. Pero su intención es que los casi 5.000 estudiantes de grado que se reparten entre Madrid y Segovia lleguen a 8.000 en tres o cuatro años, según Del Alcázar. La entidad mira hacia sus competidores estadounidenses, a universidades como la de Brown, para replicar su modelo: “No queremos ser una universidad demasiado grande, sino tener el tamaño crítico suficiente”, afirma. Y su expansión llegará con nuevas áreas de conocimiento, sobre todo del campo STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), como Ciencias Computacionales, Ciencias de Datos y Matemáticas, y con unos docentes que tilda de “Zidanes y Pavones”.

La covid ha sido un elemento disruptor enorme que ha permitido acelerar muchas cosas en el mundo de la educación, donde la formación líquida se está imponiendo. “Hemos sufrido desde el punto de vista de la gestión de una crisis grande, pero no desde el punto de vista de las matriculaciones para nuestra sorpresa”, describe el consejero delegado. En 2000 IE apostó por la formación híbrida y, con la pandemia, “fuimos la primera institución en pasar todo a remoto tras el contagio de dos estudiantes, y recibimos grandes críticas por ello”. La escuela de negocios se vio afectada como consecuencia del frenazo de la movilidad internacional y de la actividad empresarial. Sin embargo, los estudiantes universitarios compensaron este descenso con un crecimiento del 9% en sus matrículas, explica.

Hoy, con los índices de matriculación normalizados y con los másteres creciendo al 20% achacable a los retrocesos o aplazamientos experimentados en los dos cursos anteriores, IE University recupera la senda de crecimiento interrumpida por la pandemia. “Este año cerraremos con un crecimiento importante del 18%”, prevé. En 2020 la entidad facturó 196 millones de euros (127 procedentes de la escuela de negocios), aunque ya hace dos años que los grados superan en rentabilidad a los másteres y dentro de otros dos “se producirá el sorpasso en la facturación”, anticipa.

Vocación

Desde su fundación en 1973, la escuela se ha acostumbrado a que el cambio es la única constante, según Del Alcázar, quien destaca que, del espíritu imprimido por su padre en la institución como foco de talento internacional, queda la vocación de ser una entidad de vanguardia, sofisticada y diversa que apuesta “irremediablemente” por la innovación. Nacida en una época convulsa para España, IE University se ha transformado mucho desde entonces: “Fuimos los primeros en introducir el emprendimiento en el MBA, hicimos la apuesta online antes que nadie, cuando ni siquiera había madurez tecnológica suficiente, y esta decisión casi nos lleva por delante porque cambiar las mentalidades del profesorado no es fácil; pasamos de tener una escuela de negocios a cinco escuelas cuya madurez ha sido un éxito, y la torre supone un nuevo punto de inflexión: nuestro objetivo no es ser grandes, sino dejar de ser una boutique e impactar positivamente en el mundo”, insiste.

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Frente a las crisis política, económica, de salud y las otras dos que la gente no menciona tan explícitamente: la disrupción tecnológica y la medioambiental, el activo más importante que tenemos es la educación, mantiene este ejecutivo licenciado en Derecho y Administración de Empresas y MBA por Insead. “Es un pilar básico”. Del Alcázar considera que es una pena que España no separe la ideología de la educación con cada periodo político: “Si hubiera un ministro de Educación capaz de sacar del debate ideológico una parte educativa que fuera transversal, nos haría un favor enorme”.

El directivo reconoce que IE puede ser percibida como una institución privada elitista (la matrícula media cuesta unos 21.000 euros), pero para ayudar a estrechar la brecha de la desigualdad formativa ofrece un porcentaje de becas del 15%, además de proporcionar ayudas a través de una serie de instituciones y donantes privados. La entidad, que reinvierte sus ganancias, “tiene unos recursos muy limitados, muy escasos. Cuando Harvard cuenta con 30.000 mdd de donaciones financieras”, compara.

El sector de la educación está cambiando con la entrada de fondos de inversión, salidas a Bolsa, la competencia de compañías tecnológicas y otros actores nuevos. Del Alcázar afirma rotundamente que IE no se plantea una salida a Bolsa o abrir el capital al private equity: “Estaríamos engañando a quien entrara porque somos una institución non profit [sin ánimo de lucro], con una estructura societaria difícil que no reparte dividendos. Si entrase el capital riesgo, cambiaría esta estructura y hundiría la marca”, sostiene. Sin embargo, cree que estos nuevos actores cumplen su misión y aportan profesionalización en la gestión: “En un sector en plena disrupción como el nuestro, en la medida en que podamos reducir los gaps de competencias digitales, de financiación y de deslocalización, será positiva la entrada de estos actores, que ofrecen bajar los precios y nuevas competencias a más gente: aceleran el proceso de transformación que vive el mercado”.

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