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Presupuestos para la recuperación

La ministra de Hacienda y Función Pública, Maria Jesús Montero, tras el Consejo de Ministros extraordinario.
La ministra de Hacienda y Función Pública, Maria Jesús Montero, tras el Consejo de Ministros extraordinario.OSCAR DEL POZO (Europa Press)

El Gobierno ha llegado a un acuerdo para llevar al Congreso el proyecto de Presupuestos. La suspensión en Bruselas de las reglas fiscales hace más factible el acuerdo político. Aún queda conseguir apoyos de más partidos, pero el escenario más probable es que salgan adelante. El cuadro macro que aprobó el Consejo de ministros ha quedado desactualizado tras la intensa revisión a la baja del INE del PIB del segundo trimestre, pero el repunte de la inflación aumentará los ingresos tributarios y podría compensar ese efecto.

El objetivo de déficit del 5% del PIB para 2022 es ambicioso, supondría reducir a la mitad el déficit de 2020 en solo dos años. Al estar suspendidas las reglas europeas no es previsible sanción. El debate para reformar las reglas fiscales europeos ya está abierto y será determinante el pacto de Gobierno de la SPD, especialmente con los liberales. El escenario más probable es que se relajen los criterios, pero el ajuste estructural tendrá que comenzar en 2023 y en España con un déficit estructural próximo al 4% llevará varios años.

En agosto y septiembre la creación de empleo fue muy intensa y la recuperación sigue su curso a pesar del viento en contra que supone el repunte de la inflación, especialmente del gas natural. Los fondos europeos ya comienzan a ejecutarse y garantizan que la política fiscal siga siendo expansiva o neutral a pesar de la intensa reducción de déficit previsto. La política monetaria seguirá siendo ultraexpansiva al menos hasta marzo y de momento el BCE promete una retirada muy gradual en 2022, manteniendo que el repunte de inflación que se está produciendo es transitorio. Si los bancos centrales comienzan a percibir peligro de inflación pone en riesgo la actual política monetaria, con tipos al 0% y compras masivas de deuda, podrían provocar otro episodio de inestabilidad financiera global que a España le afectaría de nuevo en la prima de riesgo, nuestro tendón de Aquiles.

Conseguir un superávit primario, excluyendo los intereses de la deuda, es condición necesaria reducir la deuda pública. La otra condición es aumentar nuestro potencial de crecimiento. Desde el año 2000 España ha dejado de converger con Europa en renta por habitante y Europa es el área del mundo que menos crece. Tenemos un grave problema de productividad y los fondos europeos pueden ser la última oportunidad para modernizar nuestra economía, especialmente en digitalización.

Pero también hay que modernizar nuestros mercados de capitales y de trabajo para adaptarlos a la nueva era de la tecnología global. El Gobierno ha aprobado varias leyes para fomentar el crecimiento del tamaño empresarial, pero son necesarios mercados de financiación alternativa al crédito bancario más eficientes. Y las propuestas que se filtran de mercado de trabajo suenan similares a las de los años ochenta del pasado milenio. Como nos enseña el Nobel Paul Krugman; la productividad a largo plazo no lo es todo, pero es casi todo.

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