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Opinión

Reforma laboral: cortar el árbol para quitar las manzanas podridas

Fue así que enfocado en el arranque de mi nueva empresa (una tienda de playeras), busqué los servicios de una empresa de outsourcing. Me sorprendió el hecho de que la propuesta que me hicieron solo incluía “un factor”, donde se incluían las cargas patronales (que después entendí eran los impuestos), el sueldo de mis empleadas y la comisión de la agencia.

Y de nuevo, junto con otros amigos que también tenían la necesidad de contratar empleados y enfocarse en desarrollar su negocio, decidimos crear una empresa que se encargara de la nómina y sí, también de pagar impuestos. Y lo hicimos como debe ser, aunque para muchos, en un país de evasores, pareciera ingenuo.

Años después, este concepto se convertiría en un diferenciador clave: “Aquí pagamos la nómina sin evasiones”.

De esta manera, poco a poco, empezamos a conocer el medio y todos los trucos que se realizaban para evadir las obligaciones con el fisco: Pago por Asimilados, por honorarios, registrar a la gente con salario mínimo, pago por derechos de autor, etc.

Siempre me ha sorprendido la creatividad que tenemos los mexicanos para hacer cierto tipo de cosas y ésta no era la excepción. Más aún, dentro del medio empezamos a conocer los nombres de las empresas que utilizaban estas “estrategias” y de sus clientes que resultaban beneficiados. Esto era un secreto a voces que se asumía como un mal necesario.

De esta manera llegamos al 2020, cuando el gobierno federal modifica la ley del impuesto al valor agregado, para obligar a la retención del 6% del IVA a las empresas que prestábamos servicios de subcontratación. En mi punto de vista, una medida muy buena para detectar y registrar a las empresas de este giro.

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Es factible que, para entonces, el gobierno tenía perfectamente identificadas a las empresas de subcontratación.

El árbol

Estoy totalmente de acuerdo que en general las empresas abusaon de la figura de subcontratación, transformándola de una herramienta muy útil para un empresario que inicia su negocio de venta de playeras, siguiendo mi caso, a un método eficaz de evasión fiscal y explotación de los trabajadores.

Pero considero que esta malformación del modelo fue también en parte creada por el sistema. Un caso: ¿Por qué debo de contratar empleados y compartir el 10% de mis utilidades si probablemente éstos no participaron en generarlas? (en el caso de ingresos por la venta de activos, por ejemplo).

Fue tan grande el árbol y tantas las manzanas podridas que comenzaron a multiplicarse, que irónicamente el pagar impuestos y registrar correctamente a los trabajadores se convirtió en un diferenciador importante.

Asociaciones como la AMECH (Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano) surgieron como el diferenciador de las empresas que realizaban el buen outsourcing. Tristemente, solo estaban registradas 28, de un universo estimado de más de 1000.

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A tirar el árbol

En abril de 2021 se publica la Reforma Laboral, donde se declara ilegal la subcontratación. Afortunadamente para algunas empresas del ramo, sí permite la subcontratación del personal especializado, lo que nos permitió a varios que desempeñábamos esta actividad seriamente, sobrevivir.

Nos inscribimos en el padrón de empresas de subcontratación, cambiamos nuestros objetos sociales, gastamos en abogados y fiscalistas para estar 100% dentro de la ley y no nos queda más que iniciar de nuevo.

Sin embargo, durante este proceso y conociendo el mercado, te comienzas a enterar de las nuevas formas de evasión que surgen ahora. No fue suficiente cortar el árbol para acabar con las manzanas podridas. Éstas se mantienen y buscan nuevos árboles, nuevas formas y nuevas palabras. Muchas veces es simplemente un tema de sintaxis.

Ahora, las “nuevas estrategias” consisten en cambiar el nombre de las cosas, los puestos, los contratos y a seguir operando evadiendo la ley.

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En resumen

En mi particular opinión, yo no hubiera tirado el árbol. Me hubiera encargado de limpiarlo, uno a uno de ser necesario, para mantener una industria limpia y una efectiva recaudación. Me parece que el gobierno tiene perfectamente ubicadas a las empresas que evaden impuestos y conoce perfectamente los métodos utilizados (los asimilados a salarios, por ejemplo).

En el 2020, cuando se obligó a nuestros clientes a retener el 6% del IVA, se generó un magnífico catálogo de empresas de subcontratación. ¿Por qué no actuar directamente sobre estas empresas? ¿Por qué no fiscalizar y castigar ejemplarmente a las principales empresas evasoras? Por cierto, eran perfectamente conocidas en el medio.

Me parece que estamos en un periodo temporal de reestructuración. Pocas empresas se están regularizando y las manzanas podridas colgarán de otros árboles, hasta que alguien decida cortarlas de tajo.

Nota del editor: Arnulfo Bonilla es ingeniero en Electrónica y comunicaciones, egresado del ITESM Campus Estado de México, donde también obtuvo su Maestría en Administración. También es egresado del Programa de Alta Dirección del IPADE. Panelista y miembro de la Asociación de Empresas de Capital Humano (AMECH). En 2006 funda Grupo CYGNUS, empresa especializada en Soluciones en Recursos Humanos, donde actualmente se desempeña como Director General. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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