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El Gobierno impone a Aena la congelación de las tasas aéreas hasta 2026

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes la hoja de ruta de los aeropuertos españoles para los próximos cinco años. La inversión regulada para toda la red para el próximo quinquenio asciende a 2.250 millones de euros, 450 millones de inversiones media anual. Además, el conocido como DORA, documento de regulación aeroportuaria, fija que las tasas para las aerolíneas queden congeladas hasta 2026. Una medida que choca con la voluntad de Aena, pero que, según valoró el Ministerio de Transportes, “contribuirá a atraer nuevas compañías y a la recuperación del sector del transporte aéreo”.

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La ministra Raquel Sánchez tiene previsto hacer una comparecencia pública este miércoles, acompañada de la secretaria general de Transportes María José Rallo del Olmo, para dar más detalles de las inversiones programadas y desvelar los ejes sobre los que debe pivotar la estrategia aeroportuaria pospandemia. Pero no hubo sorpresas de última hora y el DORA no contiene ninguna partida para la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat.

El presidente y consejero delegado de Aena, Maurici Lucena, ha señalado en un comunicado que el DORA “da estabilidad y será el impulso necesario para la recuperación del sector”. Lucena considera, al mismo tiempo, que es también una oportunidad para “una recuperación sostenible medioambientalmente y de calidad en el sector aéreo y en el turismo”. Asimismo, el mandatario ha puesto en valor que las tarifas de Aena continuará siendo “las más competitivas” en Europa, a la vez que permitirán que las infraestructuras aeroportuarias de la red “sigan siendo las más eficientes de su entorno”.

Los choques entre el Gobierno y la Generalitat por las afectaciones en el espacio natural protegido que rodea las pistas del Josep Tarradellas bloquearon la inversión millonaria anunciada por Aena. De los 1.700 millones que se iban a reservar para la obra, una parte tenían que gastarse entre 2022 y 2026. Correspondían a los primeros pasos de unos trabajos que debían acelerarse a partir de 2027, para estar terminados en 2030.

Descartada hasta nuevo aviso la ampliación del aeropuerto de Barcelona, el mayor pellizco presupuestario del DORA, más de 400 millones, lo acaparan los planes para agrandar Madrid-Barajas. Su remodelación está prevista que comience entre finales de 2025 y comienzos de 2026, para elevar el número potencial de pasajeros de 70 a 80 millones en 2030. Las actuales instalaciones de Barcelona-El Prat tienen el techo de capacidad en los 55 millones de usuarios y se calcula que la saturación puede llegar en determinadas franjas horarias en 2026. En 2019, último ejercicio prepandemia, las terminales del Adolfo Suárez atendieron a 61,7 millones de pasajeros. Por las del Josep Tarradellas pasaron 52,6 millones de usuarios.

Los 250 millones de euros que ahora reserva el DORA a Barcelona-El Prat son para optimizar servicios de seguridad y gestión de equipajes, y para hacer trabajos de mantenimiento estructural. Los detalles acerca de las inversiones que recibe cada destino de la red de Aena los dará la ministra en rueda de prensa, pero desde Transportes y Movilidad sí se valoró que el volumen de gasto planteado “permitirá dar respuesta a las necesidades de los usuarios y contribuirá a superar las graves consecuencias que la pandemia ha provocado en el transporte aéreo”.

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En este contexto de incertidumbres por los hachazos del coronavirus, Aena defendía una subida del 5% de las tasas aeroportuarias, con aumentos graduales en los próximos cinco años que van desde una media del 0,52% interanual en los primeros cuatro años hasta el 3,27% en el último año. Sin embargo, el Consejo de Ministros decidió establecer una congelación de la senda tarifaria de Aena durante los próximos cinco años para situar las tarifas de la red aeroportuaria “entre las más competitivas”.

Repercusión en los billetes

El Gobierno mantiene que el DORA establece “un marco predecible y confiable”, que garantiza “la competitividad y la estabilidad del modelo aeroportuario para los próximos años”. Aena defendía poder cobrar más a las aerolíneas por los distintos servicios que les presta en su red de aeropuertos (atención en pistas, terminales, pasarelas, estacionamiento de aviones, seguridad, etcétera). Unas tasas que, luego, se repercuten en los billetes a los pasajeros.

Las compañías alertaron que, con las cuentas aun tiritando por los desastrosos resultados de 2020, no es el momento de experimentar con subidas de precios. El impacto de la covid-19 en el tráfico aéreo provocó un descenso de pasajeros de un 72,4% en 2020. Unos datos que han servido a las aerolíneas para rechazar, por “excesivo”, el planteamiento acerca del aumento de tarifas. El presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, manifestó públicamente la oposición al incremento planteado por la empresa semipública. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) emitió un informe en junio en el que consideraba que las tarifas de Aena debían reducirse en un 0,44% anual durante los cinco años del periodo 2022-2026, en lugar de incrementarse.

El Ministerio de Transportes destacó que la aprobación del DORA culmina un largo “proceso de diálogo” desarrollado a través de la Dirección General de Aviación Civil, que comenzó con la propuesta inicial de Aena, sobre la que se ha pronunciado la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la Dirección General de Política Económica del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital y la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, y que fue presentada también a los Comités de Coordinación Aeroportuaria.

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