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El banco malo aflora un patrimonio negativo de 10.500 millones en 2020

Javier García del Río, consejero delegado de Sareb.
Javier García del Río, consejero delegado de Sareb.Pablo Monge

La historia de la Sareb, conocido como el banco malo, sigue generando malas noticias. En la crisis de 2012, para evitar reconocer el verdadero agujero de las cajas de ahorros, adquirió activos y créditos inmobiliarios a un precio tan inflado e irreal que ha lastrado su futuro. La Comisión Europea calculó que el sobreprecio era de 19.000 millones, una partida que consideró ayuda de Estado. A 31 de diciembre de 2020 el valor de mercado de la cartera de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) era de unos 21.000 millones pese a que pagó alrededor de 31.000 millones por ella, así que ha tenido que reconocer un patrimonio neto negativo por 10.529 millones. Un año antes, esta partida era de 7.741 millones, lo que supone un incremento del 40%.

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Estos casi 10.000 millones son los que reconoció este año el Ministerio de Hacienda como un incremento del déficit después de que Eurostat obligara al Estado a asumir la situación de la Sareb, ya que su deuda contaba con aval público. Precisamente por esa razón se ha incrementado la deuda pública en los 35.000 millones que todavía avala el Estado. Esta situación levantó críticas contra el Gobierno de Rajoy que diseñó el organismo. Sin embargo, uno de sus más directos responsables, Luis de Guindos, actual vicepresidente del BCE, siempre ha mantenido que la Sareb ha sido positiva y necesaria.

Sin problema con los fondos propios negativos

En el reciente informe anual de la Sareb, se recuerda que en marzo de 2020 un real decreto determinó que esta firma no tendría que aplicar determinados artículos de la Ley de Sociedades de Capital que le permiten seguir adelante sin tener fondos propios positivos.

Es paso, que la empresa considera “clave para el futuro”, ha llegado poco antes de que se den esas circunstancias. La Sareb admite que “con el cierre de cuentas del año 2021, tras haber absorbido la deuda subordinada pendiente hoy día de convertir, previsiblemente la empresa entrará en el escenario de fondos propios negativos”. Hasta 2020, sus fondos propios ascendían a 587 millones frente a los 4.800 millos que tuvo en su nacimiento.

Cuando tengo los fondos propios negativos, la Sareb será una empresa 100% pública y los bancos perderán oficialmente toda su inversión, que ya provisionaron anticipadamente ante este previsible desenlace. Las entidades que más han perdido por ser la que más capital tienen, son Santander, con el 22% de las acciones, CaixaBank (el 12,2%), Sabadell (el 6,6%) y Kutxabank (el 2,53%).

El decreto coincidió con la llegada de un nuevo presidente y consejero delegado, Javier García del Río, que ha aplicar una nueva estrategia en la firma. Según fuentes de Sareb, toda la cartera se ha dividido en tres bloques: los activos que se pueden revalorizar con el tiempo, que se mantienen; los que no tienen plusvalías posibles, que se ponen a la venta; y los que precisan de inversiones adicionales para incrementar su valor, como las promociones, en las se invierten cantidades importantes. Al margen de este reparto, la sociedad cuenta con las viviendas sociales que prepara para seguir entregando a las administraciones públicas.

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Devolver deuda, no buscar beneficios

“Esta situación es relevante, ya que permite a la compañía orientar la actividad a la optimización del valor de la cartera en lugar de la optimización del resultado contable, no perdiendo de vista su objetivo de cumplir con el pago de la deuda”, apunta Sareb.

La entidad está incrementando las ventas y, hasta el primer semestre de 2021, ha facturado un 26% más que en 2019, después de un 2020 atípico por el hundimiento del mercado por la pandemia. No obstante, cabe recordar que el incremento de las ventas para la Sareb supondrá elevar su agujero contable de este año respecto a las de 2020, aunque se desconoce en qué porcentaje.

Por otro lado, la Sareb ha decidido judicializar todos los préstamos morosos que adquirió para quedarse con las garantías inmobiliarias. Lo que se busca, según la compañía, es trabajar sobre los pisos o promociones para ver los que tienen salida, asumiendo que los deudores que no han pagado hasta ahora ya no lo harán. Cuando arrancó la empresa, el 80% de los activos eran préstamos y el resto activos inmobiliarios tóxicos. Ahora están repartidos al 50%, lo que consideran más equilibrado.

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