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Internacional

Por qué la caída de Kabul supone el mayor revés geopolítico del siglo

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Un talibán pasa por delante de un salón de belleza con las imágenes de mujeres pintadas con aerosol, en Kabul este 18 de agosto.
Un talibán pasa por delante de un salón de belleza con las imágenes de mujeres pintadas con aerosol, en Kabul este 18 de agosto.WAKIL KOHSAR / AFP

Los talibanes tenían razón. Ashraf Ghani presidía un régimen títere, organizado y dirigido por los extranjeros occidentales. Antes parecía propaganda, pero ahora lo han demostrado los hechos, cuando el Ejército afgano se ha deshecho como azucarillo sin ni siquiera combatir y el propio presidente ha huido al exilio sin llamar a la resistencia ni ofrecer más alternativa que el reconocimiento resignado de la victoria talibana.

Hay un argumento para tan rápida descomposición de la democracia construida por Estados Unidos y sus aliados durante 20 años. Se trata de “culpar a los afganos por cómo ha terminado todo. Fallaron las fuerzas de seguridad. Falló el Gobierno afgano. Falló el pueblo afgano”. La exsecretaria de Estado Condoleezza Rice ha calificado tal explicación de “corrosiva y profundamente injusta”, pero quien la ha promovido es nada menos que el responsable último de la retirada, el propio presidente Joe Biden, en su alocución el lunes pasado, en la que aseguró que “les dimos (a los afganos) todas las posibilidades para determinar su futuro”.

Esta presidencia ha colapsado a los siete meses de la toma de posesión. A la enorme trascendencia geopolítica del golpe —la derrota de una superpotencia a manos de una paciente y astuta guerrilla fundamentalista de 75.000 hombres— se suman los efectos psicológicos, en la opinión pública estadounidense y en la opinión internacional. Nadie quería ver de nuevo la imagen del último helicóptero que despegaba del techo de la Embajada de Estados Unidos en Saigón ante la entrada victoriosa del Vietcong en la capital sudvietnamita, pero hemos tenido la instantánea del helicóptero en Kabul y sobre todo las imágenes, algunas terribles, de personas que caen a plomo desde los aviones en los que querían huir en el momento en que se elevaban sobre la pista del aeropuerto.

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Las estampas del descalabro están ahí. Significan lo que significan: la ignominia inevitable de una derrota. No hay derrotas buenas. Ni guerras que acaben ordenadamente. Tampoco hay victorias en las guerras de ahora, que son asimétricas. Ni guerras buenas y justas, como pretendía ser la que Washington declaró y organizó en Afganistán. Pero detrás de las imágenes está su significado: los errores de los que las emprendieron, en Vietnam y hace 20 años en Afganistán, la incapacidad para evitar la escalada en las hostilidades primero; luego para frenar y terminar lo antes posible, y finalmente el sinsentido, a la vista de todos, de haberlas librado.

Cuatro presidentes ha gastado esta guerra, cada uno con sus propias responsabilidades. El muerto le ha caído al primero que ha decidido terminar de una vez con tal calvario, de forma que —aun pudiendo ser menores sus pecados políticos, en comparación con los anteriores— sobre sus espaldas caerán las críticas más pesadas y crueles. Sí, la terminó, cosa que no hicieron sus antecesores, pero no supo terminarla ordenadamente y nadie se lo perdonará en mucho tiempo, aunque el tiempo pueda terminar dándole la razón.

Así lo ha visto Thomas Friedman, el columnista de The New York Times, que concede menos trascendencia “al día siguiente” que “al día siguiente del día siguiente”. Triunfar en lo complicado de terminar es un mérito estratégico que requiere la larga duración para ser reconocido.

En el tiempo largo, al menos dos antecesores de Biden quedarán peor que él. George W. Bush con toda seguridad: fue el que encendió la región. Tomó el camino de la unilateralidad. Erosionó Naciones Unidas y el orden jurídico internacional. Ensanchó los poderes de guerra presidenciales. Construyó Guantánamo, permitió Abu Ghraib y autorizó la tortura. Arruinó el camino todavía enderezado de Afganistán con el disparate de Irak. Declaró la “guerra global contra el terror” que ahora Bin Laden ha ganado póstumamente al conseguir la retirada de Washington y, lo que es peor, evidenciar su irrelevancia en la región.

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Tampoco está mal la aportación alocada de Trump, que remachó de malas maneras la tarea de demolición iniciada por Bush hijo (bajo la mirada horrorizada de Bush padre y de sus asesores, todos ellos concienzudos arquitectos del nuevo orden internacional liberal de la posguerra fría). Trump debilitó las alianzas con los amigos y favoreció a los déspotas, incluso enemigos. A él se debe la “paz por separado” firmada en Doha con los talibanes en febrero de 2020, que a punto estuvo de culminar con una cumbre y una photopportunity con los barbudos en Camp David, todo por la ambición de una segunda victoria presidencial en noviembre.

Obama lo intentó, pero no pudo. Estaba entre sus propósitos cambiar la estrategia al llegar a la presidencia, pero tuvo que enfrentarse con los militares, que pedían incrementar las tropas y lo consiguieron, aunque con el propósito de estabilizar el país y luego comenzar a pensar en la salida. “Tras haberme presentado a la presidencia como un candidato antiguerra —escribió Obama en sus memorias—, hasta el momento había enviado más soldados al combate de los que había traído a hogar”.

La única oposición al envío de 30.000 soldados adicionales fue la de Joe Biden. Obama declaró terminada la guerra en 2014, para convertir la misión aliada en asesoramiento y entrenamiento de las tropas afganas. Bien pudo etiquetarse como una estrategia de afganización, pero la expresión quedó prohibida porque evocaba la vietnamización de la guerra de Vietnam, cuando Estados Unidos realizó una maniobra similar, acompañada —como Obama en Afganistán— de una intensa actividad aérea. Bombardeos en Vietnam, drones en Afganistán. Al final, el único tanto claro de Obama fue la eliminación física de Bin Laden, ya sin valor militar y con un valor simbólico ahora amortizado con la victoria de los talibanes y el penoso regreso a la casilla de salida.

No es nuevo el fantasma de Vietnam, ahora evocado por muchos y rechazado con ira por la cúpula de la hogar Blanca. Obama ya tuvo que enfrentarse con él, gracias precisamente a su embajador especial para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, el artífice de los acuerdos de paz de Dayton (1995) con los que concluyó la guerra de Bosnia. Holbrooke fue autor también de un memorándum dirigido al presidente Johnson, considerado por su biógrafo George Packer como “uno de los mejores análisis escritos sobre Vietnam por parte de un diplomático estadounidense” (Nuestro hombre. Richard Holbrooke y el fin del siglo americano, editorial Debate).

En 1974, Holbrooke comparaba la desastrosa guerra de Vietnam con la campaña de Napoleón en Rusia en 1812. “Hanói utiliza el tiempo como el instrumento que los rusos utilizaban sobre el terreno ante la avanzada de Napoleón sobre Moscú, siempre retirándose, perdiendo todas las batallas, pero creando en cada ocasión las condiciones en las que el enemigo quedaría paralizado”. Sus notas personales de 2009 comparan ahora Afganistán con Vietnam. “Todo es diferente, pero todo es igual. Pienso que debe reconocerse que la victoria militar es imposible y debemos buscar las negociaciones”.

Obama no quería saber nada de aquellas lecciones impartidas por un veterano. “La guerrilla gana la guerra cuando no la pierde”, le señalaba Holbrooke. Y con más precisión: “Fuimos a Afganistán por Al Qaeda y Al Qaeda ya no está allí. Nuestra guerra es contra un enemigo que no significa ninguna amenaza directa a nuestra seguridad, mientras que nuestro enemigo, Al Qaeda, tiene el santuario en territorio de nuestro aliado Pakistán”. La caída de Kabul también es una confirmación pírrica, inútil y póstuma de la razón que asistía a Holbrooke, el diplomático que cerró una época.

También para Europa es toda una época la que parece declinar. Si la derrota de Donald Trump en la elección presidencial de 2020 fue recibida con alivio en la sede de la OTAN en Bruselas, la salida en estampida de las tropas occidentales de Afganistán propina un duro golpe a la credibilidad de Estados Unidos como socio fiable para sus amigos atlánticos. Armin Laschet, el candidato de la CDU a suceder a Angela Merkel, ha calificado estos hechos como “la mayor debacle para la OTAN desde su fundación”.

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Talibanes afuera del aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul, este 16 de agosto.
Talibanes afuera del aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul, este 16 de agosto.Stringer / REUTERS

Además de verse arrastrados por Estados Unidos en una retirada precipitada y catastrófica, los europeos no han sido capaces ni siquiera de plantearse la posibilidad de organizar una alternativa militar (para la que podrían haber bastado entre 3.000 y 4.000 soldados) con la que sostener el régimen democrático de Kabul y evitar las previsibles consecuencias para Europa de la toma del poder por los talibanes, especialmente una nueva oleada de refugiados, el recrudecimiento del terrorismo y la vergüenza de las libertades perdidas, sobre todo por las mujeres.

A 20 años vista de la activación del artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, utilizado por primera vez para acudir en auxilio de Estados Unidos ante los ataques del 11-S, el balance desde Bruselas no puede ser más negativo. La respuesta a la solidaridad europea ha sido la marginación y la unilateralidad en la toma de decisiones, convirtiendo el lema de “juntos dentro y juntos fuera” en un chiste de mal gusto. Este fracaso es un obús contra la solidaridad atlántica en el plano de los hechos, después de que la presidencia de Trump lo lanzara meramente en el plano declarativo con sus amenazas de abandonar la Alianza a menos que los países socios aumentaran su contribución económica.

Sobre el mapamundi geopolítico, es evidente que Rusia y China, aliados cada vez más estrechos —especialmente en Naciones Unidas—, están sustituyendo a Estados Unidos y Europa, especialmente en regiones tan inestables como Afganistán. La guerra global contra el terror de George W. Bush primero, la cautelosa aproximación de Barack Obama y el caos de Donald Trump dibujaron los vacíos de poder ante los ojos ávidos de Moscú y Pekín. Pero el cambio de rasante hacia la construcción de un nuevo orden multipolar (con China como principal protagonista) se ha producido ahora, a los seis meses de la toma de posesión de Biden, el presidente que quedará señalado por su derrota ante los talibanes.

La única, pero fundamental, condición que China estará en disposición de demandar a cambio del apoyo diplomático y económico es la garantía de que Afganistán no se convertirá en el santuario de los uigures musulmanes oprimidos por el régimen comunista en Xinjiang. Este momento geopolítico no quedará definido únicamente por las derivadas económicas y militares, como la segura inclusión de Afganistán en los grandes proyectos de infraestructuras de la Nueva Ruta de la Seda impulsada por Pekín. Todavía más seria es la pérdida de credibilidad de la hogar Blanca y de fiabilidad profesional y capacidad disuasiva tanto de su ejército como de su espionaje. Es un mensaje desalentador para todas las fuerzas y minorías que se resisten a los ímpetus autoritarios en Hong Kong, Tíbet, Xinjiang o Bielorrusia y para los impulsos anexionistas en dirección a Ucrania o Taiwán.

La instalación del régimen talibán es en todo caso una oportunidad para los países vecinos (Rusia, China, Irak, Pakistán e Irán), obligados a intentar un statu quo a su conveniencia mediante la diplomacia y la cooperación económica, en contraste con el modelo de democratización militarizada ensayado por Estados Unidos y la OTAN. Con el prestigio de la democracia occidental por los suelos, también sale reforzado el modelo autoritario propugnado desde Pekín, Moscú o Teherán.

Para Pakistán, la victoria de los talibanes puede ser entendida como propia. Un Afganistán controlado por los amigos talibanes es una garantía de profundidad estratégica en la rivalidad existencial paquistaní con la India. Aporta también energías militantes en la disputa de Karachi con Delhi por Cachemira, la región de mayoría musulmana dividida y en permanente erupción desde la fundación de Pakistán y la India. Garantiza además que la solidaridad entre pastunes paquistaníes y afganos no se convertirá en una movilización nacionalista, sino que se fundamentará en el islam y en la aversión a la ocupación extranjera.

En una visión del mundo centrada en Asia, la caída de Kabul es la culminación de una historia que empezó hace más de un siglo en el estrecho de Tsushima (1905), donde por primera vez una potencia europea fue derrotada por una potencia asiática emergente, en una batalla naval en la que los japoneses casi hundieron la flota rEstados Unidos entera. Si el desastre de Tsushima anuncia el ascenso irrefrenable del nacionalismo en Asia frente a los poderes imperiales occidentales, la caída de Kabul es un momento culminante del desalojo occidental del continente y la inauguración de un orden regional organizado por los propios asiáticos.

En Afganistán ha frahogardo el intento occidental —y especialmente de Estados Unidos— de modelar el mundo a su imagen después de la victoria en la Guerra Fría. El internacionalismo liberal, tan bien representado por Bush y los neocons que promovieron las guerras de Afganistán y de Irak, pretendía extender la democracia a partir de la posición hegemónica de Estados Unidos, también mediante el uso de la fuerza, y naturalmente de unas instituciones internacionales controladas por el hegemón occidental.

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La crítica más acerba a la política exterior que ha conducido al actual desastre la ha realizado John J. Mearsheimer, uno de los más conspicuos representantes de la teoría realista de las relaciones internacionales, en su libro The Great Delusion: Liberal Dreams and International Realities (El gran espejismo: sueños liberales y realidades internacionales). En él se propone explicar por qué la política exterior de Estados Unidos de la posguerra fría es tan propensa al fracaso y se interesa especialmente por los reiterados fiascos experimentados en Oriente Próximo.

Mearsheimer señala en su libro, publicado en 2018, que “no hay posibilidad alguna de derrotar a los talibanes para convertir el país en una democracia estable. Lo mejor que se puede hacer es dilatar el plazo para que los talibanes, que ahora controlan el 30% del país, obtengan el control de todo el resto”. “En resumen”, señala el ensayista, “Estados Unidos está destinado a perder Afganistán, a pesar de los esfuerzos militares hercúleos y de haber invertido más dinero en su reconstrucción que el que se destinó al Plan Marshall para toda Europa”.

Según Mearsheimer, el internacionalismo liberal será derrotado por el nacionalismo presente en todos los países pretendidamente redimidos y por las exigencias del realismo y del equilibrio de poder, las únicas doctrinas eficaces en el terreno de las relaciones internacionales, que precisamente ponen en práctica con gran destreza potencias como Rusia o China. Cuando los liberales internacionalistas tienen la hegemonía, tienden a utilizar la fuerza para imponer la democracia sin atender a las enseñanzas de Clausewitz sobre “el reino de las consecuencias imprevisibles” inherente en toda decisión bélica.

Los teóricos del realismo en relaciones exteriores suelen propugnar políticas de moderación y de autocontrol por parte de los gobiernos liberales, exactamente lo que falló en el inicio de la guerra de Afganistán, cuando Washington todavía estaba a tiempo de salir vencedor del envite bélico y de evitar consecuencias incontrolables de la continuación de las hostilidades. El retraimiento en la política interior es, por tanto, el corolario que cabe esperar del fracaso. La agenda nacional de Biden (coronavirus, economía, inmigración, derecho de voto) es lo que ahora importa y le permitirá convalecer de una salida tan desgraciada de Afganistán.

Será una vuelta de tuerca en el desplazamiento del poder hacia Asia con consecuencias especialmente para los aliados: los europeos, pero también los asiáticos, empezando por la India y Japón, los países más expuestos a los movimientos geoestratégicos que protagonizará China en los próximos años. Sin apenas moverse, sentado a la espera de ver pasar el cadáver del enemigo, Xi Jinping ha coronado en Afganistán una espléndida jugada del go geopolítico global con la que ha echado a Estados Unidos del tablero y dejado en posición de debilidad a sus aliados.

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Gerard Olivé, el chef que hace vivac como medicina

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Este aventurero de Tarragona acumula 50 noches al raso en la montaña, una experiencia extrema que se ha convertido en el motor de su vida

Gerard Olivé, en una de sus acampadas en la montaña G. Olivé

Anna Cabeza

Para Gerard Olivé el vivac es una práctica sanadora. Este joven de 39 años de Tivissa (Tarragona) descubrió que todas las energías que ponía en el trabajo, que tanto estrés le provocaba, podían servirle para vivir experiencias únicas que le permitieran superar un difícil …

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Internacional

El pederasta de Lardero solo teme que lo ataquen otros presos

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El hombre del saco acechaba a unos metros mientras las dos parejas de amigos preparaban la cena en el merendero de la plaza Entrerríos.

-Papá, me quiero despedir de mis amiguitos -les dijo Álex.

-Espera, que va contigo Claudia (una de las cuatro hijas del otro matrimonio).

Álex, con su peluca caoba y su túnica blanca, miró a David, su padre, y asintió antes de salir corriendo. David cerró la puerta del merendero porque entraba mucho frío. Ya había caído la noche ese 28 de octubre de 2021 en Lardero. Cuando volvió a ver a su hijo, unos cuarenta minutos después, el niño estaba tirado sobre las baldosas de un portal al otro lado de la plaza y un policía trataba desesperado de volverlo a la vida. La madre en una esquina rezaba viendo esas maniobras agónicas. Dos pisos más arriba otros agentes retenían al hombre del saco: Francisco Javier Almeida. Los niños del parque se referían a él como ‘el viejo’ o ‘el sordo’. Les inspiraba un temor atávico sentado solo en un banco, sin parar de mirarlos mientras jugaban. Álex, de 9 años, no frecuentaba esa plaza y no le conocía. La familia vive en Logroño, no en Lardero.

«Un señor se ha llevado a Álex», gritó Claudia a los mayores ya con la cena lista, dos minutos o tres después de que los dos niños salieran del merendero.

-¿Cómo se encuentran desde aquel día a nivel familiar usted, su mujer, su hijo pequeño? -preguntó el miércoles a David su abogada, Alicia Redondo, que ejerce la acusación particular y popular, en nombre de la asociación Clara Campoamor.

-Como muertos en vida, balbuceó el padre al que solo le queda un hijo. «Nos han quitado la alegría», sollozó, recostándose en la silla de testigo mientras veía la espalda del hombre del saco, el sordo, el viejo, el que violó y asesinó a su niño.

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Fue el tercer día del juicio que se celebra desde el lunes en la Audiencia de La Rioja. Almeida, de 56 años, ingresó por primera vez en la cárcel cuando tenía 21 y fue condenado por dos agresiones sexuales y un asesinato. Se enfrenta a prisión permanente revisable y a otros 15 años por la violación de Álex. Llevaba entonces 18 meses en libertad condicional y no había cumplido su pena.

«Sabía y quería hacerlo»

Seis hombres y tres mujeres decidirán su futuro que han ido tapiando durante las cinco primeras jornadas los testigos y peritos. Las palabras de cada uno componen un catálogo de la sordidez y la miseria humana que representa Almeida, pederasta sin trastorno que «se mueve por sus deseos, su voluntad y su convicción». Lo declaró la psiquiatra forense Teresa Barbero, encargada de su examen pericial cuando el acusado ya estaba en la cárcel de Segovia a la que se le trasladó por su seguridad. Paradojas del sistema, obligado a cuidar del depredador.

«No sé, no me acuerdo», fueron las respuestas reiteradas del preso a los psiquiatras. «No tiene ninguna alteración de la memoria, otra cosa es lo que él diga», explicó Barbero a la Sala. «Recurre a la falta de memoria sin mayor elaboración (…) Sabía lo que hacía y quería hacerlo».

Almeida sacó a pasear su repugnante estrategia nada más empezar el juicio. Declaró por primera vez sobre los hechos de los que culpó a la criatura. Álex «se bajó él solo los pantalones», él no le forzó ni ejerció violencia alguna porque «fue todo colaboración».

Imagen principal - Los vecinos de Lardero improvisaron un altar en el parque del que el pederasta se llevó a Álex; Almeida, sobre estas imágenes antes de la inspección ocular del piso donde mató al niño. Alicia Redondo es la abogada de la acusación particular y popular, en nombre de la asociación Clara Campoamor
Imagen secundaria 1 - Los vecinos de Lardero improvisaron un altar en el parque del que el pederasta se llevó a Álex; Almeida, sobre estas imágenes antes de la inspección ocular del piso donde mató al niño. Alicia Redondo es la abogada de la acusación particular y popular, en nombre de la asociación Clara Campoamor
Imagen secundaria 2 - Los vecinos de Lardero improvisaron un altar en el parque del que el pederasta se llevó a Álex; Almeida, sobre estas imágenes antes de la inspección ocular del piso donde mató al niño. Alicia Redondo es la abogada de la acusación particular y popular, en nombre de la asociación Clara Campoamor
La conmoción de Lardero
Los vecinos de Lardero improvisaron un altar en el parque del que el pederasta se llevó a Álex; Almeida, sobre estas imágenes antes de la inspección ocular del piso donde mató al niño. Alicia Redondo es la abogada de la acusación particular y popular, en nombre de la asociación Clara Campoamor
EFE/EP

Se escudó en una «nebulosa» en la que dice que vivía desde que salió de prisión. «No puedo decir qué fue exactamente lo que pasó. Fue todo muy deprisa. Tengo como un lapsus». Y en el alcohol: «Ese día había bebido un montón, pero un montón». Sin asomo de piedad ni de emoción, sin asomo de sentimientos contó: «Se puso a chillar y yo le eché las manos. Le puse las manos encima». Y entonces, «sí le tapé la boca», pero «no es que le asfixiase, sino que perdió el conocimiento». Las pruebas y así lo han contado los peritos certifican que estranguló al pequeño por la espalda, haciendo pinza con su brazo.

Las forenses encargadas del levantamiento del cadáver y de la autopsia explicaron en la tercera sesión del juicio que Álex murió por asfixia con una «brutalidad extrema, sin ninguna duda» y que el asesino dilató en el tiempo la pérdida de conocimiento del niño. El estrangulamiento no fue inmediato, le dejó holgura, un hueco a la altura del codo mientras lo ahogaba por detrás y el pequeño intentaba zafarse moviendo la cabeza; de ahí las erosiones y abrasiones.

El niño intentó huir

Las forenses utilizaron fotos del cadáver para sus aclaraciones, que Almeida miró de continuo sin perder detalle. Hablaron de los restos biológicos del acusado consecuencia de la agresión sexual y de lesiones llamativas y atípicas, indicativas de esa «brutalidad extrema».

El pequeño intentó huir de la muerte, dedujeron de las marcas que le dejó el individuo en la muñeca al tirar de él. El acusado, de más de 90 kilos frente a los 28 que pesaba Álex y que aún no llegaba al metro cuarenta de altura, lo sujetó, le agarró la cara de frente y lo inmovilizó hasta reventarle la carótida.

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Sabía lo que hacía y quería hacerlo. «Conoce, entiende y comprende», reiteró la psiquiatra Teresa Barbero. El fiscal Enrique Stern le recordó que en 1998 la forense que lo examinó tras asesinar y agredir a la empleada de una inmobiliaria de Logroño concluyó que no le pasaba nada. «¿Se mantiene igual de sano?», le preguntó. «Dice que tiene insomnio pero ninguna alteración mental».

Los pretextos que el pederasta soltó se los desmontaron uno a uno los expertos en la mente y los agentes que lo detuvieron con el cadáver de Álex en brazos. Ninguno apreció que oliera a alcohol ni que estuviera borracho, pese a que su defensa les preguntó reiteradamente por las cinco litronas vacías que había en la mesa de la cocina. Ninguno vio una actitud deambulante.

Cinco horas después de su detención, esa misma madrugada en el calabozo, Almeida pidió que lo viera un médico. Dijo que le dolía el costado porque le habían dado una patada. Tampoco presentaba lesiones físicas ni alteración mental, ni rastro de la nebulosa ni el «lapsus» al que se agarró en su declaración.

Todo lo contrario. Según detalló la psiquiatra, no solo pidió un médico, sino también sus pastillas habituales para la hipertensión. «Se acuerda y tiene conciencia porque quiere estar bien». «Nos dice que duerme mal a consecuencia de estar en prisión y atemorizado por la reacción que puedan tener los otros presos». Hasta ahí llega su supuesta depresión y su desmemoria.

«Era muy miedoso»

El teniente de la Guardia Civil, responsable del Grupo de Delitos contra las Personas, que dirigió la investigación fue además el primer policía judicial que llegó aquella noche a la calle Río Linares donde yacía muerto el niño tras la búsqueda agónica de familiares y vecinos. Almeida salió a las 20.07 de la casa, según las imagénes del ascensor, se dirigió al parque de enfrente y se sentó en un banco «a observar». «Está seleccionando a la víctima más vulnerable, le convence con un lenguaje entendible a un menor y consigue que le acompañe», indicó el agente.

«Claramente le persuade, engaña y convence, pensando que va a ir a ver una mascota. Convence al crío para que le siga hasta su domicilio», insistió el teniente. Lo saben por los otros niños del parque.

David, el padre de Álex, aseguró que era imposible que su hijo se fuera con un desconocido por mucho que le gustaran los animales (el viejo, el sordo ya había tratado de engañar a otros niños con el pretexto de ayudarle a cuidar a su perrito o a sus pajaritos). «Era muy miedoso». «¿Su conclusión es que tuvo que ser a la fuerza?», le preguntaron. «Para mí, sí». «Esto no debería haber ocurrido», balbuceó casi ausente.

El depredador subió en el ascensor mientras le señalaba al niño las escaleras y este, inocente, se sujetaba la túnica del disfraz de Halloween para no pisársela. Le esperaba un dormitorio con la persiana echada hasta abajo, una lucecita en el salón donde había un agaporni enjaulado y el hombre del saco. Solo lo separaban de sus padres veinte minutos y 200 metros.

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Vocales progresistas del Poder Judicial rechazan el plan de Cuesta para dimitir en bloque

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El primer contacto del socialista con cinco miembros de su grupo desinfla el boicot y le obliga a rebajar el tono porque tiene consecuencias penales

De izquierda a derecha, Álvaro Cuesta con otros vocales progresistas del CGPJ como Concepción Sáez, Clara Martínez de Careaga, Rafael Mozo (presidente en funciones) y Mar Cabrejas el pasado diciembre EFE

Nati Villanueva

Miembros del sector progresista en los que el vocal Álvaro Cuesta confía para participar en su plan de dimisión en bloque para forzar la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) dudan de la viabilidad de este movimiento. No es la primera …

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Bolivia impulsa Organización de Países Productores de Litio

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El vicecanciller de Bolivia, Freddy Mamani,  afirmó este viernes que su país proyecta un trabajo en el espacio multilateral para consolidar la Organización de Productores de Litio.

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Presidente Arce revindica salida al mar para Bolivia

“En el futuro trabajaremos con todas las instancias en el espacio multilateral para la iniciativa de un mecanismo que nos permita trabajar de manera articulada en el caso del litio”, aseguró.

Asimismo, planteó como un desafío “intercambiar información, tecnología y cooperación” entre los países que cuentan con reservas de este metal liviano en la región.

Con ese fin, se produjo, el 13 de marzo pasado, en Viena, capital de Austria, un encuentro entre el vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, con el director general del Fondo para el Desarrollo Internacional de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Fondo OPEP), Abdulhamid Alkhalifa.

En esta reunión, Alkhalifa manifestó todo el apoyo ante el requerimiento del país latinoamericano para colaborar con los países productores de un recurso estratégico.

Bolivia posee la mayor cantidad de litio del mundo con 21 millones de toneladas métricas solo en el Salar de Uyuni, en el sur del país. Con ello está por encima de Argentina y Chile que ostentan 19 y 9 millones, respectivamente.

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Manifestantes reciben restos de Rosalino Florez en Cusco, Perú

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Cientos de personas se concentraron el jueves en la ciudad peruana de Cusco para recibir los restos del joven, Rosalino Florez, quien falleció a consecuencia de una carga de perdigones disparados por un policía durante la represión a una protesta en enero pasado.

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Exigen justicia por joven que recibió 36 perdigones en Perú

Familiares, amigos y manifestantes se congregaron a las afueras del aeropuerto internacional Teniente Alejandro Velasco Astete en Cusco para iniciar una movilización con los restos del joven peruano.

Varios de los presentes exigieron justicia por la muerte del joven peruano de 22 años de edad. Los manifestantes recorrieron varias partes de la ciudad peruana con los restos de Rosalino Florez.

El pasado 11 de enero, el joven Rosalino Florez, junto a su hermano Juan José, participaron de las protestas en Cusco contra el Gobierno de la presidenta designada Dina Boluarte en la ciudad de Cusco.

Durante la represión a la movilización, Florez recibió el impacto por la espalda de una ráfaga de perdigones a manos de un policía, quien le disparó a pocos metros de distancia.

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Tras recibir un total de 36 perdigones Rosalino Florez fue llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Antonio Lorena de la ciudad de Cusco. Posteriormente, por la gravedad de sus heridas, fue evacuado al nosocomio Arzobispo Loayza de Lima, donde falleció el martes pasado.

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Nueva masacre deja cuatro muertos en el Putumayo, Colombia

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Una masacre reportada el miércoles en el departamento colombiano de Putumayo dejó al menos cuatro muertos.

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Reportan masacre en el departamento del Cauca, Colombia

Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), el criminal hecho se registró en el corregimiento de Esmeralda, cuando un grupo armado asesinó a cuatro personas en la vía que comunica a las poblaciones de Leiva con El Rosario”, en el norte del Putumayo.

De acuerdo a los datos de Indepaz, en lo que va del 2023 Colombia suma 26 masacres y 31 líderes sociales asesinados.

Asimismo, la organización también informó que se han notificado enfrentamientos entre grupos armados en el municipio de Cumbitara.

El departamento de Putumayo en el sur de Colombia es una de las regiones más aisladas del país suramericano y escenarios de enfrentamientos entre grupos armados.
 

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Exigen libertad para defensores del agua en El Salvador

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En el marco del Día Mundial del Agua, organizaciones salvadoreñas exigieron esta semana la libertad de los líderes de la Comunidad Santa Marta y de la Asociación ADES, a quienes consideran “defensores del agua” porque se oponen a la minería metálica, que es una de las más graves amenazas para los bienes hídricos en el país centroamericano.

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Los luchadores ambientales anti mineros fueron detenidos el pasado 11 de enero acusados del cometimiento de un supuesto asesinato en 1989, durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992).

Sin embargo, las señales de una eventual reactivación de proyectos mineros por el gobierno de Nayib Bukele hace pensar a las organizaciones que las capturas y el proceso judicial en su contra buscan debilitar la resistencia comunitaria en el Departamento de Cabañas, el epicentro de la franja minera que atraviesa la zona norte del pequeño país.

Las organizaciones salvadoreñas sostienen que “Santa Marta y ADES jugaron un rol importante en la lucha ambiental que logró la aprobación de la Ley de Prohibición de la Minería Metálica en marzo de 2017, y actualmente representan un obstáculo para la pretensión gubernamental de retomar los proyectos extractivos”. Argumentan que a eso se debe su criminalización y enjuiciamiento.

Entre los detenidos está Antonio Pacheco, uno de los luchadores sociales salvadoreños más reconocidos nacional e internacionalmente.

Durante su gestión como director ejecutivo de ADES se han realizado cientos de proyectos de educación, salud, agua potable, agricultura sostenible, infraestructura básica, microcréditos, talleres vocacionales y saneamiento ambiental en Santa Marta y en otras comunidades rurales  de El Salvador.

Los familiares de los líderes comunitarios también denunciaron esta semana ante la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) las inhumanas condiciones de su encarcelamiento: están aislados, sin poder ver a sus abogados y dos de ellos tuvieron que ser traslados a un centro de salud penitenciario debido a la complicación de las enfermedades crónicas que padecen. Por tanto, insisten en la petición de otorgar medidas sustitutivas a la detención provisional.

Crisis del agua

En Centroamérica, El Salvador es el país con el mayor deterioro de los bienes hídricos: posee la menor reserva de agua dulce y -según datos del Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales (MARN)- el 90% de sus ríos están contaminados, entre éstos el Río Lempa, el principal afluente nacional.

El Río Lempa provee la mitad del agua potable al Área Metropolitana de San Salvador, el mayor centro poblacional del país; sus centrales hidroeléctricas cubren el 33% de la demanda energética nacional y su caudal es de vital importancia para la agricultura, la pesca, el turismo y otras actividades económicas en 162 municipios.

Y esta situación podría ser peor si se realizaran proyecto mineros en sus cuencas, advierten las organizaciones ambientalistas.

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Organizaciones argentinas se movilizan en el Día de la Memoria

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Diversas organizaciones sindicales, de derechos humanos, sociales y políticas de Argentina iniciaron este viernes las marchas hacia la Plaza de Mayo con motivo de la celebración del Día de la Memoria cuando se cumplen 47 años del más reciente golpe cívico-militar.

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Argentina recibe III Foro Mundial de Derechos Humanos

La convocatoria se llevó a cabo bajo la consigna de “A 47 años del golpe genocida, Memoria, Verdad y Justicia para defender la democracia” mientras agrega que “Corporación judicial nunca más”.

Las Abuelas de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora marcharán a partir de las 14:00 (hora local) desde la avenida de Mayo y Piedras, entretanto, la Coordinadora Encuentro Memoria, Verdad y Justicia ya partió desde Congreso.

De igual forma, la Asociación Madres de Plaza de Mayo realizarán desde las 15:00 (hora local) un acto político en la Casa de las Madres donde ratificarán su apoyo a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner “en contra del vergonzoso fallo de los jueces de la mafia judicial”.

Por su parte, el presidente Alberto Fernández afirmó que “como cada 24 de marzo, nos abrazamos y marchamos poniendo en valor la memoria colectiva” mientras anunció la construcción del nuevo Espacio para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos en Campo de Mayo.

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A su vez, el ministro de Interior, Wado de Pedro, señaló que determinados sectores buscan “desgastar el no uso de la violencia, el asesinato y de las fuerzas del Estado para resolver diferencias políticas”.

En este sentido, el titular apuntó que grupos de Cambiemos persiguen atentar contra la verdad, por ejemplo, tergiversan la historia e incluso llegan a asegurar que “no fueron 30.000 los desparecidos”.

Al mismo tiempo, participan en las marchas la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Liga Argentina por los Derechos Humanos, La Cámpora, la Confederación Socialista y la CTA de los Trabajadores, entre otras organizaciones.

Asimismo, comenzaron las movilizaciones en otros puntos del país como Mar del Plata, Córdoba, Mendoza, Rosario, Jujuy, Río Negro, Neuquén, Salta y Tucumán.  

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Internacional

Aumenta a 69 el número de muertos por lluvias en Perú

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Este jueves se localizaron los cadáveres de dos arrastrados por el río Rímac de Perú, tras derrumbarse la vivienda en la que residían con lo que suman 69 los decesos por la temporada de lluvias en este país sudamericano.

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Según narraron medios locales, la erosión causada por las aguas hizo que se desmoronara el borde del acantilado donde estaba enclavada la vivienda y fuera arrastrada la parte del local donde se encontraban una madre y su joven hijo.

Con estas dos, en lo que va de año, suman 67 las muertes debido a las intensas lluvias que afectan Perú.

El reporte más reciente del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) reveló que hay cinco desaparecidos hasta el momento, 10.874 damnificados y 74.022 personas afectadas. 

Además de pérdidas de vidas humanas, los aludes e inundaciones han destruido 1.666 viviendas, dejado inhabilitados en 2.510 inmuebles y afectado otros 31.453 en mayor o menor medida.

Ha habido daños importantes también a las carreteras, donde más de 132 kilómetros han quedado destruidos. 

De igual manera, 13.310 hectáreas de cultivos se perdieron y otras 27.238 hectáreas resultaron afectadas, así como murieron 30.945 cabezas de ganado. 

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